Un World Rally Car por una quinta parte de un R5 de segunda mano. Puede sonar a que tiene trampa, por lo que será bueno explicar cómo se ha dado este hecho y la razón de este precio. Hay que destacar que la unidad del 206 WRC en cuestión estaba hasta hace poco dentro del Musée Aventure que Peugeot Sport tiene, apilado en esa especie de gran almacén que la firma del león tiene y en el que puedes ver desde coche de Le Mans, hasta World Rally Cars, e incluso los prototipos del Andros que se emplearon para rodar la película de Michael Vaillant.
Obviamente sí, hay que decir antes de que alguien se lleve a cualquier engaño, que este Peugeot 206 WRC no se trata de uno de los vehículos pata negra que compitieron a principios de siglo y con los que se coronó en dos ocasiones Campeón del Mundo el finlandés Marcus Grönholm y que logró el título de constructores tres años de forma consecutiva antes de la llegada del Dream Team de Citroën Racing. La que hoy nos ocupa se subastó el pasado 20 de septiembre y su precio de la puja ganador final fue de unos “asequibles” 27.900 euros.
Aunque se desconoce el comprador, detrás de esta unidad del 206 WRC hay una bonita historia, ya que se trata ni más ni menos que el Show Car que empleaba Peugeot para las exhibiciones desde la presentación del modelo y tal y como indica su precio de venta, no estamos ante una unidad 100% original, la cual dependiendo de su pedigrí puede irse por encima fácilmente de los 300.000 euros. Como curiosidad, en esa misma subasta, además del Citroën DS3 WRC ex-Loeb, o del Peugeot 2008 DKR, también se puso a la venta un Citroën Xsara WRC Show Car por un precio estimado de entre 52.000 y 62.000 euros.
En sus ventanillas los apellidos mágicos de Grönholm, el desparecido Richard Burns, los de los especialistas en asfalto, los hermanos Panizzi y Rovanperä, Harri, el padre del actual competidor de Toyota GAZOO Racing, Kalle Rovanperä. Obviamente, esta versión no montaba el motor turboalimentado de 4 cilindros y 2 litros que desarrolla 300 CV, combinado con una caja de cambios secuencial de 6 velocidades y tracción total que animaban al World Rally Car original.
En sus entrañas, un motor diésel de producción mueve las ruedas delanteras para permitir que el coche fuera situado en su lugar de exposición, mientras que el habitáculo equipa unos cantosos asientos de tipo deportivo azules que terminan de revelar que ese cockpit no es de competición a pesar de que los cristales tintados ayudan a guardar el secreto y que la jaula de seguridad ayuda a meterse en el ambiente Racing. El volante, parece más propio de la moda Tunning que de un WRC, mientras que el salpicadero se mantiene el del Peugeot 206 original de serie. Aun así, a pesar de que se haya visto el cartón una vez que se abre, esta unidad sigue teniendo muchos elementos del 206 WRC, incluida la carrocería y el kit aerodinámico, por lo que el que se anime a «hacerse un coche» a partir de esta base en principio debería pensar en comprar motor, transmisión y caja de cambios, así como reacondicionar el interior.