Llegamos a la segunda semana del Dakar (a pesar de que la etapa maratón se haya visto seriamente reducida por los problemas meteorológicos) con tres Peugeot 3008 DKR al frente de la clasificación general del Dakar y con únicamente Nani Roma como gran alternativa a plantarles cara. Obviamente, en la memoria de todos sigue estando aquella moneda de 10 francos que decidió el ganador de la edición del París-Dakar de 1989 entre Jacky Ickx y Ari Vatanen.
En esta ocasión, al menos por el momento, Bruno Famin no se ha planteado a seguir el camino de Jean Todt e imponer ordenes de equipo entre el actual líder Stéphane Peterhansel, Sébastien Loeb y Cyril Despres, principalmente por las alturas de carrera a las que estamos y la proximidad de algunos rivales. En este sentido, el director de Peugeot Sport no ha querido sacar a ninguno de los elementos de la ecuación, incluyendo a Mikko Hirvonen y Giniel de Villiers en la misma a pesar del tiempo perdido durante las cinco primeras etapas, especialmente en la quinta.
Quedan seis días de carrera, una etapa maratón recortada, más altitud y frío en Bolivia antes de viajar hacía el calor, fesh-fesh y pistas técnicas de Argentina. El Dakar 2017 está demostrando que la navegación ha vuelto a entrar en juego, con grandes diferencias de tiempos y vuelcos argumentales en cada etapa, como dice Famin… demasiado pronto para pensar en órdenes de equipo.
Es imposible considerar órdenes de equipo en este momento. La segunda semana va a ser mucho más difícil, seguro, con mucha más diferencia en tiempos y cuando tenemos a Nani Roma a sólo cinco minutos, incluso Hirvonen a 42 min y de Villiers a una hora, lo que podemos hacer para la segunda semana es… nada. Lo único que tenemos que hacer es centrarse en nuestros pilotos y copilotos, en la etapa día tras día y en nuestro mejor esfuerzo. No hay margen para órdenes.