La entrada en los años 60 del siglo XX cambió parte del organigrama de la FIA, ya asentada como una Federación Internacional y con un cierto reconocimiento general. Las elecciones internas al mandato no siempre eran por votación, llegando a marcharse presidentes que designaban a sus sucesores. Hadelin de Liedekerke Beaufort dejó la presidencia de la FIA en 1963 a uno de sus vicepresidentes de confianza, el príncipe italiano Filippo Caracciolo di Castagneto.
El origen de la familia Caracciolo di Castagneto es de lo más curioso. El creador de esta vertiente fue Antonio Caracciolo, un Patricio Napolitano con beneficios superiores a los de la medianía que tuvo cinco hijos. El mayor de ellos, Prospero, llegó a crear hasta 12 vástagos que multiplicaron la rama familiar. Cabe destacar que el apellido Caracciolo ya se encuentra en documentos del siglo X e incluye políticos, sindicalistas, clérigos como San Francisco Caracciolo, mártir canonizado por el Papa Pío VII en 1807 y militares como el almirante Francesco Caracciolo, sirviente de la Corte napolitana ejecutado por traición en 1799.
Filippo Caracciolo nació en Nápoles en 1903 y poseía los títulos de Patricio Napolitano, Príncipe de Castagneto y Duque de Melito. Licenciado en Ciencias Económicas y Comerciales, empezó su carrera política siendo embajador en Suiza, Turquía y Estrasburgo. Es reconocido por su lucha contra el fascismo, iniciada en el Congreso de Bari del Comité Nacional de Liberación, una unión de seis partidos que decide nombrarle Secretario de la Junta Ejecutiva en 1944. También ejerció como subsecretario del Ministerio del Interior del Gobierno de Pietro Badoglio, inmediatamente posterior a Mussolini.
Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Caracciolo asumió más cargos de responsabilidad. Ejerció de secretario del Partido de Acción (de ideología socialista liberal), secretario adjunto del Consejo de Europa y presidente de la asociación cultural Italia Nostra, entre otros. Su vinculación inicial al automovilismo incluyó la vicepresidencia de la Organización del Turismo y el Automóvil italiana y la presidencia del Automobile Club d’Italia entre 1951 y 1965. Hasta se permitió el lujo de escribir algunos libros, herencia cultural que heredarían sus hijos Carlo, primer director del diario La Repubblica, y el periodista Nicola. La hija, Marella, fue la esposa del conocido heredero de FIAT Gianni Agnelli.
La carrera de Caracciolo como presidente de la FIA apenas duró dos años, introducido por Liedekerke Beaufort desde la vicepresidencia en 1963. Fue el primer presidente que no compaginaba los cargos en la FIA y en el ACF, aunque sí lo hizo en el ACI y en otras instituciones. La extensión y consolidación del coche como vehículo de transporte fue la principal obra del Príncipe italiano, que falleció en 1965 habiendo cumplido probablemente menos de lo que hubiera querido al frente de una Federación Internacional que acabó siendo un capítulo ínfimo en una vida extensa.