El cambio de década supone un nuevo desafío para NASCAR en su intento de volver a seducir al público estadounidense a los circuitos. Un aburrido 2019 en pista pero excitante en la pelea por el título permitió a Kyle Busch hacer historia y convertirse en el 16º piloto con más de un título de la Cup Series, último de ellos en la breve era Monster. Sus compañeros en Joe Gibbs Racing acabaron siendo sus principales rivales, incluso más que una Ford perdida entre Kevin Harvick y el trío de Penske. Kyle Larson y Chase Elliott levantaron el pabellón de Chevrolet a duras penas.
2020 será el último año de uso del controvertido Gen-6, vehículo que dio muchos récords de velocidad y cierta acción en la primera mitad de su vida útil antes de que los equipos conocieran demasiado sus características y con ello empeorasen de forma indirecta la acción sobre el asfalto. El pack aerodinámico a utilizar en circuitos ruteros y short tracks debería incentivar los adelantamientos a pesar de las limitaciones de personal y de uso del bloque motor y el túnel de viento. No sobra el dinero en el mundo del stock car y los responsables y cuidadores de estos coches son los principales afectados en el recorte de gastos.
Casi todas las carreras del calendario han cambiado de fecha (incluyendo la final en Phoenix, la doble cita de Pocono, la Brickyard 400, la veraniega de Daytona y todo el playoff por el título) y el sistema de chárter ha sido extendido hasta 2024 para favorecer a los poco equipos que pueden permitirse seguir en el paddock. Entre quienes no continúan está Monster Energy, que se va después de solo tres temporadas como patrocinador oficial de la Cup Series y dejará un cuarteto de «Premium Partners» en Busch Beer, Coca-Cola, GEICO y Xfinity, cuatro de los sponsors más fieles de NASCAR en las últimas décadas.
Toyota volverá a ser la marca a batir como en tiempos recientes, prácticamente desde la introducción del Gen-6 en 2013. La defensa del título del menor de los Busch se sustentará en parte por sus compañeros: Denny Hamlin querrá revancha y pelear por su primer título cerca de los 40 años, Martin Truex Jr. se quedó a las puertas del bicampeonato con siete victorias y deberá sobreponerse a la marcha de su estelar crew chief Cole Pearn y Erik Jones intentará seguir el ritmo después de rozar el despido. Christopher Bell sube desde Xfinity en el Gibbs encubierto en forma de Leavine Family y Daniel Suárez regresa a en el poco esperanzador Gaunt Brothers.
Ford dividirá sus esfuerzos entre Stewart-Haas y Penske. El primer equipo tendrá a Harvick como mayor exponente, sin descuidar los esfuerzos de Clint Bowyer, Aric Almirola y el debutante Cole Custer. Joey Logano será la mayor pieza del equipo que está en todas partes, con Brad Keselowski y Ryan Blaney a su vera. Chris Buescher regresará a Roush, equipo con quien ganó la Xfinity Series en 2015, y lo hará junto al veterano Ryan Newman. Matt DiBenedetto salta a Wood Brothers después de un buen 2019 con destellos, Front Row reduce estructura a dos coches, Corey LaJoie seguirá en Go Fas y Rick Ware Racing repartirá sus tres chárters entre Mustangs y Camaros.
Chevrolet volverá a ocupar el mayor nombre de coches y debería notar una mejora de algunos pilotos. Elliott es el teórico punta de lanza en el último año de Jimmie Johnson, aunque la progresión de William Byron deberá ser observada; Larson y Kurt Busch pueden ser dos nombres interesantes en Ganassi. Childress (con Austin Dillon y el bicampeón de Xfinity Tyler Reddick) y JTG Daugherty (con Ryan Preece y un Ricky Stenhouse Jr. de intercambio) serán los otros dos equipos importantes de un grupo disfuncional, lleno de pilotos correctos (como Ty Dillon y Darrell Wallace Jr.) y otros más olvidables en un amplio abanico.