Tras la noticia que sacudió el paddock del circuito de Silverstone hace dos días, el Gran Premio de Gran Bretaña se disputará este fin de semana en un clima enrarecido, mezcla de nostalgia por los aniversarios de escuderías como Renault o Williams, la presencia de dos pilotos británicos y la preocupación acerca de lo que ocurrirá con la carrera a partir de 2019, especialmente con la incertidumbre de si el BRDC y Liberty Media llegarán a un nuevo acuerdo.
Tras el espectáculo durante el pasado miércoles por las calles de Londres, de nuevo la competición acapara toda la atención en un trazado que además de historia, también puede presumir de ser un reto para los pilotos y técnicos. Especialmente si finalmente se cumplen las predicciones meteorológicas, las cuales ya hablan de probabilidades de lluvia cercanas al 60% durante el domingo. Recordemos que fueron precisamente las precipitaciones caídas en 2016 las que desataron la tormenta entre los pilotos, los cuales exigieron un nuevo procedimiento de salida completamente distinto que puede que incluso estrenemos aquí un año después.
Silverstone es uno de esos circuitos de confianza, en los que sus curvas de alta velocidad obligan al piloto a coger el tono desde los primeros entrenamientos libres con el objetivo de lanzarse a toda velocidad a través de los giros enlazados que salpican la pista, especialmente en mojado, cuando más difícil es tomar confianza. En cuanto a las condiciones de seco, el asfalto es muy abrasivo y exigente, las curvas rápidas hacen que los neumáticos sean muy exigidos, mientras que se deposita goma muy pronto, gracias en gran parte a que es una pista que acoge muchas carreras durante el año.
Es por este motivo que Pirelli ha apostado una elección de compuestos más blandos que los del año pasado (ha contado con la aprobación de pilotos, FIA y responsables de los equipos), confiando en que esto obliga a los pilotos a tener que parar más veces en boxes. El neumático medio, blando y por primera vez, el superblando, serán los protagonistas, mientras que el próximo miércoles y jueves Force India y Williams se quedarán a probar los prototipos de slicks para 2018.
En lo que respecta a los equipos, la Fórmula 1 sigue teniendo muchas cuentas pendientes antes de llegar al parón de menos de dos semanas que tendremos antes del Gran Premio de Hungría. Mientras que el hacha de guerra parece haberse ocultado sobre un pequeño montón de tierra por Sebastian Vettel y Lewis Hamilton, la victoria de Valtteri Bottas puede dar como resultado dos opciones: servir de acicate para Lewis, o introducir una tercera variable en el duelo mano a mano que habían mantenido el germano y el británico desde principios de año. Kimi Räikkönen es el guardaespaldas perfecto para Vettel, sin embargo, Lewis puede tener un gran enemigo en casa.
El error en la primera frenada de Daniil Kvyat que dejó sin Gran Premio de Austria a Max Verstappen y Fernando Alonso de una tacada, los ‘reproches’ entre Carlos Sainz y Toro Rosso, así como la lucha por la zona media, de la que Red Bull se ha distanciado en las últimas carreras y en la que Williams se ha vuelto a meter con la regular Force India. Buen lugar para que Sainz, en una de sus pistas favoritas firme un gran resultado y una oportunidad más para que Fernando Alonso remonte desde atrás ante las previsibles penalizaciones que lo aguardan.