Habrá que esperar una temporada más respecto a lo programado para ver finalmente a los LMDh sobre el asfalto. Aunque se había hablado de que la nueva reglamentación técnica podía estar lista para 2022, el IMSA ha confirmado esta misma tarde en boca de su presidente, John Doonan, que esta normativa no disputará su primera temporada completa hasta 2023, algo que obviamente deja la puerta abierta que haya algunos coches listos para debutar ya a finales de la campaña inicialmente prevista.
Sería por tanto a modo de prueba en competición, ya que se espera que en 2022 se mantenga vigente la actual reglamentación de los DPi. Los retrasos derivados de la pandemia obviamente no han contribuido a que esta nueva era de la resistencia norteamericana pudiera estar a tiempo respecto al plan original. El propio Pierre Fillon, presidente del ACO, era ligeramente más optimista que su homólogo estadounidense, apuntando a que esperaban tener ya algunos fabricantes a mitad de esa misma temporada, obviamente sin confirmar si se refería al WEC o al IMSA.
No hay duda de que la crisis global nos ha retrasado un poco, pero como se pretendía, es tecnológicamente posible que alguien corra en algún momento de la última parte de 2022. Hemos anunciado tres grandes socios que componen el sistema de tren motriz híbrido. Dada la crisis, me imagino con seguridad un campeonato de temporada completa en 2023. Desde el lado de IMSA, enero de 2023 en Daytona, esperamos que haya varios fabricantes en esa categoría con seguridad – John Doonan a Sportscar365
Ahora será el IMSA el que tenga que mover ficha y anunciar qué ocurrirá con su campeonato. Lo lógico es que se extienda el pasaporte deportivo de los DPi hasta finales de 2022 para preparar la entrada ya de los LMDh, aunque no sería de extrañar que se opte por una medida similar a la del WEC y se permita una temporada de transición en la que ambos reglamentos puedan convivir (tal y como ocurrirá en 2021 entre LMP1 y LMH) para así garantizar que haya parrillas competitivas ante la incertidumbre generada por el efecto rebote de la economía después de la aparición del Coronavirus.