Si no te gustaba el RallyCross, tengo una mala noticia para ti. La disciplina de los circuitos mixtos y las bestias de 600 CV de potencia está cada vez más instalada dentro del automovilismo más allá de los países nórdicos y Gran Bretaña. Esto no sólo se ha plasmado en su presencia en televisión u otros medios que parecen haber descubierto recientemente su existencia, sino que también ha pasado a formar parte de la cultura de los videojuegos de carreras.
No nos engañemos. Su presencia ha sido más que evidente dentro de la industria de los bits desde su aparición estelar en el DiRT3. Allí todavía se veía la influencia del Campeonato de Europa de RallyCross tal y como se conocía por aquel entonces, con la aparición del Ford Focus de Sverre Isachsen y los Citroën C4 de Kenneth Hansen y Liam Doran. A partir de entonces su participación ha estado prácticamente asegurada en todos los grandes títulos del género que se han ido lanzando para las distintas plataformas.
DiRT Rally ha sido el que sin duda más jugo ha sacado a la categoría, aprovechándose incluso de las licencias oficiales de los equipos del World RX, así como alguno de los circuitos. Incluso Forza, la franquicia exclusiva de carreras de Microsoft, incluía el pasado diciembre a los Subaru Impreza del equipo oficial del GRC en uno de sus últimos DLC. DiRT4 será el siguiente, de nuevo contando con los derechos del Mundial de RallyCross.
Sin embargo, ha habido otro título que se ha dejado llevar por esta nueva moda dentro del automovilismo. Project CARS estrenará este mismo año el segundo título de su saga, y entre su contenido también habrá lugar para la presencia del RallyCross. Podemos decir que NAMCO Bandai y la desarrolladora, Slightly Mad Studios han apostados por una versión más americana, tomando clara influencia del GRC, contando con la ayuda de Mitchel deJong y Oliver Eriksson como consejeros y la aparición de los Honda Civic de Olsbergs MSE, así como el VW Polo de Marklund y el Ford Focus RS RX del equipo oficial.
Por lo que se ha podido ver, contarán también con los derechos para reproducir virtualmente los circuitos de Lydden Hill, el de DirtFish School y finalmente Daytona, trazado que aprovechaba el speedway californiano para situar allí una de las pistas provisionales que formaron parte del GRC 2016.