Martes previo al Gran Premio de Sakhir. Estalla la noticia en el paddock de la Fórmula 1: Lewis Hamilton da positivo por Coronavirus y se tendrá que perder la segunda carrera de Bahréin. En cuestión de minutos salen tres principales candidatos para reemplazar al británico. El primero es Stoffel Vandoorne, piloto de pruebas de Mercedes y de la marca de la estrella en Fórmula E, que pese a estar en Valencia, tenía que viajar igualmente hasta allí. El segundo es Nico Hülkenberg, que de haber sido así hubiera hecho su cuarta sustitución de la temporada, después de las tres carreras que disputó con Racing Point. Pero finalmente, fue George Russell quién se llevó el volante más codiciado de la parrilla, en el mejor equipo y en un fin de semana donde el circuito sería nuevo para todos.
Russell llegaba como el chico nuevo de la clase, sin haber hecho ni un solo kilómetro con el W11 y tenía finalmente su oportunidad de pilotar un coche competitivo después de dos años en una Williams que aunque empieza a levantar cabeza, no deja de ser el farolillo rojo de la parrilla. El británico aun así había demostrado una gran velocidad los sábados, pasando a Q2 en varias ocasiones, aunque las carreras siempre le habían costado. Tras la renovación de Bottas, Russell estaba condenado al menos a un año más en Williams y errores como el de Imola podían demostrar que igual necesitaba más rodaje antes de subir al mejor equipo de la parrilla, la progresión natural del diamante en bruto de la marca de la estrella.
Llegaron los dos primeros entrenamientos libres y Russell puso contra las cuerdas a Bottas. El finés se mostró muy fallón, siendo incapaz de pasar de la cuarta posición mientras que el británico lideraba las dos sesiones. Pero es que únicamente con ver las diversas acciones, se notaba que Bottas no estaba cómodo: pasadas de frenada, coladas en varias curvas, vueltas canceladas por exceder los límites de la pista… En definitiva, un desastre mientras que el nuevo del equipo conducía el W11 sobre railes. Menos mal que llegó el sábado, donde el finés suele plantarle cara a Hamilton más veces y se sacó una buena vuelta tanto en la FP3 como en la clasificación, mientras que Russell se quedaba a tan solo 26 milésimas, un resultado sorprendente para ser su debut con Mercedes.
Russell estuvo brillante, pero la suerte no estuvo de su lado
Russell estaba cumpliendo con creces las expectativas, pero no se iba a quedar ahí. En la salida, uno de los puntos débiles de Bottas, le superó y estuvo todo el primer stint manteniéndole a raya. Empezó a perder potencia pero con cambios en los ajustes pudo solucionarlo y se mostró muy inteligente con los mensajes de radio y la gestión de los neumáticos. Los fallos garrafales de Mercedes en boxes le condenaron a perder posición con su compañero, pero se redimió con un adelantamiento magistral por el exterior en la zona revirada y se lanzó a por su primera victoria hasta que un pinchazo tiró al traste todas sus opciones. La Fórmula 1 no es justa en muchas ocasiones y posiblemente esta fue una de ellas. Las imágenes de Russell después de la carrera desolado y sus mensajes de radio lo decían todo. Era su oportunidad y estuvo a punto de materializarla, pero simplemente y aunque su pilotaje fue de 10, factores externos se lo impidieron.
Y mientras tanto, ¿qué pasó con Bottas? En finés se mostró una vez más hundido, fallón y siendo incapaz de adelantar coches más lentos con el mejor coche de la parrilla. Mientras que Russell superaba a sus rivales y al propio Bottas haciendo que casi pareciera fácil, Stroll le supuso un muro y cuando sus neumáticos se vinieron abajo empezó a caer en la tabla de clasificación. Cayó tanto que Russell estuvo a punto de adelantarlo, habiendo hecho dos paradas más: una para montarle los neumáticos correctos y otra después del pinchazo. Pero más que el resultado, con lo que me quedo es con las impresiones que han dejado ambos. Uno con su juventud y sus ganas demostrando que merece ese asiento y el otro acabando contra las cuerdas por un piloto que debutaba con el equipo en esa carrera.
También es justo decir que el circuito de Sakhir externo no es posiblemente el más representativo y que la experiencia de Bottas con el W11 posiblemente le ayudaría en otras circunstancias. Puede que lo de Russell haya sido flor de un día, pero yo no creo que sea así. Desde que lo recuerdo, allá por sus tiempos en F3, GP3 y F2 siempre demostró tener una cabeza y una capacidad de gestión superior a la de sus rivales, pese a su juventud. No me ha extrañado para nada que en cuanto ha tenido la oportunidad de brillar, lo haya hecho. El talento está ahí, solo que tristemente en la Fórmula 1 dependiendo del equipo en el que estés, puedes demostrar ese talento o no. Así es el Gran Circo desde hace ya muchos años (por no decir casi desde siempre).
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— Formula 1 (@F1) December 6, 2020
Y, ¿qué debería hacer Mercedes? En primer lugar, trabajar la gestión de carrera cuando se encuentran contra las cuerdas, que es la segunda vez después de lo de Alemania 2019 que tienen fallo garrafales en boxes. Por otra parte, su joven piloto ha demostrado en un fin de semana que está posiblemente al nivel de Bottas, si no por encima. Hamilton todavía no ha renovado aunque lo lógico sería que lo hiciera. ¿Serían capaces en Mercedes de despedir al finés para poner a Russell en su lugar? Son ya muchos los fallos que ha tenido este año y las carreras donde de repente ha desaparecido o donde directamente parecía que ni se había presentado, como el caso de Turquía. No podemos saber lo que deparará el futuro ni que decisiones tomará Mercedes, pero lo que está claro es que Russell ha demostrado que es un piloto más que merecedor de ese asiento junto al siete veces campeón del mundo.