No va a hacernos falta sacar la bola de cristal para decir que Lewis Hamilton y Sebastian Vettel estarán en la rueda de prensa del Gran Premio de Austria, ¿verdad? Si no fuera así, que me extraña, me retractaré enseguida, pero creo que de todos modos, Hamilton tendrá mucho que decir ante cualquier micrófono sobre la «sanción» impuesta a Sebastian Vettel a consecuencia de su acción marrullera en el pasado Gran Premio de Azerbaiyán. De hecho, aun no dijo nada, pero «pinchó like» a un fan que se despachó a gusto en Instagram.
Hamilton tiene esa aura mística de superioridad moral de algunos campeones que hará que en público pronuncie frases como «no tengo resentimientos con Seb», pero que de manera indirecta reafirmará entre sus aficionados que, para él, la FIA ha obrado mal y no es consecuente con sus propias decisiones, dependiendo de qué piloto esté en el punto de mira, y de qué escudería esté implicada, para tomar una decisión u otra.
Sé que este es un tema sensible y no pretendo revolverlo ni hacer juicios de valor (salvo que sí, la acción me pareció marrullera en la TV por la parte de Vettel, y en cuanto a Hamilton solo me agarro a que presentaron la telemetría y archivaron el caso). Tan solo quiero reseñar este artículo de F1Fanatic en el que se muestra el post de Instagram al que Lewis Hamilton «pinchó like» (que pudo ser cualquier cosa que no sea suscribir la opinión del seguidor):
Perdí todo el respeto por la FIA, la Scuderia Ferrari y Sebastian Vettel después de esa decisión. El mensaje que envía es que uno puede hacer lo que quiera en la pista, aplastar al otro, pero si te haces el sumiso y te disculpas te saldrás con la tuya! Si se tratase de Lewis, lo excluirían, se le multaría y se deducirían los puntos de su carnet. La FIA son un grupo de tontos con sesgo hacia Ferrari, siempre ha sido así y siempre lo será!
Mi percepción es que, como es evidente, se trata de un seguidor de Hamilton, un fan, alguien que tiene una visión sesgada (por mucho que acuse a los demás, la FIA, de sesgo hacia Ferrari) sobre las acciones del piloto. Pasa con todos los seguidores acérrimos, ya sean vettelistas, alonsistas, sennistas, prostistas, mansellianos… como se llamen. El quid de la cuestión es que se sabe que Hamilton comparte o bien las palabras de su seguidor, o bien «el espíritu del comentario», o simplemente coincide en su desagrado por la decisión de la FIA de imponer trabajos comunitarios al de Ferrari, su rival (más fuerte) por el título.
¿Qué cara de Lewis Hamilton veremos el jueves? ¿La tranquila, espiritual, conciliadora (o condescendiente, según se mire), o la agresiva, disconforme y de «chico malo de la F1»?
