El santo grial de la competición. Es muy difícil catalogar qué es lo que separa a un buen piloto de un superclase, uno de esos profesionales que aparecen una vez cada ‘X’ años y que son capaces de dominar no sólo una disciplina, sino que también parecen estar a la altura de cada uno de los retos que se les propongan. Para llegar a dichas cotas de excelencia, además de una forma física envidiable, hace falta nacer con un talento natural que en ocasiones pueden ser contrarrestadas por mucho trabajo.
Otra de las características que hacen a un piloto ser más competitivo que el resto es esa capacidad de concentración que les permite sacar el máximo partido a sus condiciones desde el primer metro de carrera. Esto queda incluso más patente en disciplinas como la resistencia o los rallyes, pruebas en las que los pilotos están de forma continuada fuera de su posición de confort, algo que les obliga a estar en una adaptación constante que se traduce en la gran diferencia entre la gloria o el desastre.
Ford ha querido dedicar una de sus investigaciones en este sentido, sometiendo a un grupo de personas a pruebas EEG (electroencefalografía) para comparar sus resultados con los de pilotos de primer nivel e intentar de esta forma encontrar cómo a través del trabajo mental puede mejorarse el rendimiento. Ott Tänak, Sébastien Ogier o Andy Priaulx, todos ellos pilotos Ford en WRC y WEC se han prestado para este estudio llevado a cabo por la marca estadounidense en colaboración con el King’s College de Londres. Los datos han sido cuanto menos reveladores, apuntando a los beneficios que pueden suponer los ejercicios de respiración, meditación y visualización también en nuestra vida diario.
Los datos del estudio revelaron que cuando viajan a altas velocidades y en estado de alta concentración, el cerebro de los pilotos de competición es hasta un 40 por ciento mejor ignorando distracciones que el tuyo o el mío. Ejercicios sencillos de respiración y meditación, así como una técnica de visualización que utiliza palabras claves para describir la tarea que tienen por delante, hizo que los conductores normales mejorasen su concentración y rendimiento en hasta un 50 por ciento, alcanzando ese mismo nivel de rendimiento.
En el WRC es especialmente sencillo observar a los pilotos realizar este tipo de tareas. En el caso de Thierry Neuville, se le puede ver habitualmente antes de los tramos (especialmente en los bucles matinales) realizando unos ejercicios moviendo sus dedos, algo que le permite concentrarse y preparar su campo de visión, mientras que otros pilotos como los de la escuela nórdica, suelen golpearse las piernas y el pecho con las palmas de las manos y los puños momentos antes de que se apague el semáforo como método de activación de su cuerpo. En el caso de tramos cortos, como superespeciales o secciones que deben recordar por su dificultad, podemos llegar a verles cerrar los ojos ya dentro del coche, tratando de visualizar el recorrido tal y como realizan los esquiadores de descenso.
Por el momento, Ford ha decidido continuar con dicho estudio y se encuentran desarrollando un casco de competición especifico equipado con EEG, con el objetivo de seguir recabando datos de los pilotos en competición e incluso monitorizar la actividad mental a tiempo real del piloto, algo que ya sucede por ejemplo con el ritmo cardiaco o la frecuencia respiratoria.