A estas alturas, y visto lo que ocurrió el pasado fin de semana en Silverstone, surgen muchas dudas acerca de la capacidad de gestión que tiene la escudería Racing Point, en el sentido de que tienen un buen monoplaza, pero todavía no terminan de satisfacer las expectativas que se han generado desde la pretemporada. Tras culminar el Gran Premio de Gran Bretaña, la escudería se ubica en el quinto lugar entre los equipos, con más excusas que resultados. Al parecer, en Racing Point no existe una mentalidad ganadora, prácticamente siguen actuando como Force India, sin más aspiraciones que permanecer en la estela de los demás.
Para esta temporada se inyectaron suficientes recursos financieros y técnicos, es evidente que cuentan con apoyo total de Mercedes, se espera un mayor crecimiento cuando la escudería se denomine Aston Martin y en teoría se incorpore a un piloto de la categoría de Sebastian Vettel. Pero como equipo siguen adoleciendo de confianza en lo que poseen. Con el campeonato inclinado hacia Mercedes AMG, resulta desconcertante que Racing Point no sepa aprovechar lo que han conseguido de los alemanes, ni siquiera han podido hacer frente a Red Bull y a Ferrari, que prácticamente han decidido dar ventajas este año al competir con un solo monoplaza.
Durante años se especuló acerca de lo que podía hacer una estructura como Force India si tuviera el material adecuado y un presupuesto sólido. Tal interrogante aún espera por una respuesta convincente, tomando en cuenta que el RP20 es considerado el tercer mejor coche de la actual parrilla. En tal sentido, muchas dudas recaen sobre Andrew Green, director técnico del equipo, porque si el monoplaza es de su autoría, diseño realizado a partir de unas fotografías del Mercedes W10, cómo es que parece tener problemas para evolucionar correctamente o aprovechar sus virtudes al máximo cada fin de semana.
Hasta ahora los resultados indican que la irregularidad ha sido una constante. En el Gran Premio de Estiria, Sergio Pérez realizó una sobresaliente actuación, pero en Hungría estuvo muy lejos de lo que se observó una semana antes. Igual aplica para Lance Stroll, quien fue cuarto en Hungría, mostrando un ritmo realmente competitivo, para posteriormente hundirse en Silverstone de una semana a otra. Acá se advierte cierta improvisación, como si el grupo mentalmente permaneciera resignado a quedarse en medio de la parrilla, cuidándose de Renault y de McLaren.
Tanto Andrew Green como Otmar Szafnauer son los rostros visibles del proyecto, en ellos recae toda la responsabilidad de este desperdicio de oportunidades. En Racing Point todavía no han aprovechado un fin de semana a plenitud, siempre sucede algo en calificación o en carrera, ni siquiera las estrategias han mostrado iniciativa, deseos de incordiar a quienes se encuentren a la sombra de Mercedes, aprovechando las debilidades de los equipos Ferrari y Red Bull, los cuales compiten con monoplazas que presentan errores de concepto.
Lo que se puede aprender de este caso es que de poco sirve poseer un coche ganador si no se pretende ganar con él. A la espera del veredicto que determine si el RP20 es una copia o en realidad es un W10 pintado de rosa, a Racing Point parece que le está quedando grande el compromiso de establecerse como equipo satélite de Mercedes y disfrutar de los privilegios que hasta ahora le ha concedido la escudería alemana.