Cualquiera que estudie aunque sea de forma tangencial algo de comunicación política habrá oído hablar de un libro titulado «Don’t think of an elephant», de George Lakoff. No es mi intención aburrir a los lectores con ello, pero básicamente va de cómo la discusión política queda determinada por el marco lingüistico que se emplea. Al final si mencionas la palabra «crisis» aunque sea para negarla, el mundo pensará sobre ello. Y eso es lo que le pasa a Volkswagen con su proyecto I.D. R Pikes Peak.
Como bien subrayamos cuando se presentó el coche este fin de semana en Alès, el objetivo oficial es marcar un nuevo récord eléctrico. Y nada más. Se trata de un objetivo factible (apenas supondría bajar de los nueve minutos) y fácilmente vendible. Pero hablamos de Pikes Peak y de un proyecto de fábrica. Por mucho que nadie de la marca alemana lo mencione, el récord de Sébastien Loeb al volante del Peugeot 208 T16 flota en el ambiente.
Romain Dumas tuvo una primera toma de contacto al volante del I.D. R Pikes Peak al terminar la presentación el lunes, pero el test continuará a lo largo de la semana en Alès. Y es una referencia inmejorable porque Dumas conoce esa pista como la palma de su mano y sabe de qué era capaz su Norma la temporada pasada. El francés reconoció ante la prensa desplazada hasta allí que podría haber batido el récord de Pikes Peak en 2017 de no ser por un problema de motor.
Por lo tanto en pocos días Dumas y todo Volkswagen Motorsport serán conscientes de si está al alcance de su mano. Y aunque marcar un 8:50, 8:40 u 8:30 con un coche 100% eléctrico sería ya un enorme logro en Pikes Peak, un gran fabricante siempre tiene exigencias y deberá lucha primero por la victoria absoluta frente a los Norma de Simone Faggioli y Fabien Bouduban y luego buscar ese mágico 8:13.878…
