Ante cualquier intención de alegar en Melbourne que el Racing Point RP20 es ilegal y no debería participar en la temporada de Fórmula 1, Andrew Green, director técnico de la escudería, manifestó que posee todos los avales para demostrar que su diseño se adapta al reglamento y que definitivamente no es un Mercedes W10, aunque tenga muchas semejanzas. Explicó Green que el RP20 es producto de muchos meses de trabajo y su parecido con el coche alemán se debe a que instala la unidad de potencia Mercedes M10 EQ Power+, también la transmisión y otras muchas partes mecánicas y electrónicas provienen del equipo de fábrica; y además se concibió en el túnel de viento de Mercedes.
No es la primera ocasión que Green manifiesta su inconformidad ante las quejas de otros equipos. Según su apreciación, las amenazas en su contra se producen tras los buenos resultados que han alcanzado en pretemporada, puesto que si no fuera rápido, no existiría la amenaza de cuestionar, vía legal, su diseño. Este año se ha podido observar un nuevo enfoque en la propuesta técnica de Racing Point y al parecer eso ha causado preocupación en ciertas escuderías de media tabla.
Un argumento de peso que posee Green para defender su RP20 es que por primera vez dispuso de presupuesto y de tiempo para su proyecto. Ciertamente, el equipo es cliente de Mercedes desde el año 2009 y jamás el coche se ha parecido tanto a alguno diseñado por la escudería alemana, pero también se debe decir que durante el ciclo de Vijay Mallya como propietario, las inversiones eran restringidas, optando por reciclar muchos elementos de años anteriores, de allí el particular diseño frontal que no fue modificado en muchas temporadas.
Añadió Green que en la etapa como Force India, no contaban con el presupuesto, ni con el personal, ni mucho menos con la infraestructura que ahora poseen. El cambio realizado por Lawrence Stroll ha sido radical y si bien no dio tiempo para poner en pista un coche competitivo en 2019, producto de la demora por los problemas legales que atravesaron desde mediados de 2018, cuando salieron del proceso de bancarrota la propuesta hecha fue reiniciar toda el área técnica, dejar atrás los diseños previos y orientarse hacia otro enfoque que al parecer dará buenos resultados.
En palabras de Andrew Green:
Antes estábamos atados financieramente y por eso nos vimos obligados a utilizar las mismas piezas de un año a otro. No teníamos suficiente personal ni capacidad de producción. Fue necesario un gran cambio, invertimos de seis a nueve meses para diseñar nuestro coche. Los críticos consideran que nuestro enfoque ahora es moralmente cuestionable y realmente me sorprende que algunos equipos se sorprendan.
Vía | Motorsport Total