Llevan años poniendo algo de salsa a cada una de las ediciones del Rally Dakar en las que participan con la particularidad que siempre supone que dos hermanos gemelos compitan juntos en una prueba como esta, ya sea en sus propias monturas o en el mismo coche. Ser dos personajes televisivos, apasionados por el mundo de la competición y con la idea de mostrarlo todo a través de sus grabaciones, nos ha permitido ver desde otro prisma la carrera, tanto para lo bueno como para lo mal.
Llegados a la etapa número siete, la primera parte de la semi-maratón, los Coronel fueron protagonistas por su vuelco cuando apenas restaban cinco kilómetros cronometrados para llegar a la meta. Tim perdió la trasera del buggy Century que están empleando durante este año y a pesar de su esfuerzo por enmendar la situación, el 4×2 se iba contra un pequeño talud de tierra que escoltaba el camino principal y los llevaba a sufrir un pavoroso vuelco.
Afortunadamente, tanto Tim como Tom resultaban ilesos (el año pasado fue la espalda de Tim la que les llevó a abandonar), pero la parte delantera izquierda había sido completamente arrancada, así como toda la aerodinámica y el capó trasero, dejando el chasis tubular y las tres ruedas a la vista. No había tiempo que perder. Tras maldecir durante unos minutos, con Tom grabando toda la escena con su palo selfie, los hermanos neerlandeses se pusieron manos a la obra.
Retiraron todas las planchas de fibra que ya no podían ser colocadas y optaron por cargar la rueda delantera desprendida y todos los brazos de unión en la parte trasera para hacer contrapeso, mientras que Tom hacía lo propio y se sentaba sobre el eje trasero para así evitar que el morro de este improvisado triciclo pudiera tocar con la tierra. Su llegada a la meta ya fue digna de película. Allí les esperaba su compatriota, Pascal de Baar, el cual, al verlos llegar a los lejos de esta guisa ya les preguntó a través de gestos si podían seguir y si precisaban de su lluvia.
Inmediatamente, el espíritu dakariano hizo presencia y se buscó la forma para a través de unas cinchas poder remolcar el buggy con el Renault C460 de Pascal por lo menos hasta llegar a la asistencia de dos horas que disponían cada uno de los equipos al término del recorrido del sábado. En tiempo récord, los miembros de la estructura de los Coronel trabajaron al unísono para volver a situar el conjunto mecánico completo en su lugar, así como trabajar en volver a establecer los capós, esta vez en negro fibra, sobre la estructura tubular. El equipo sabía que era una situación límite, y tras el abandono de Michel Kremer tras calcinarse su unidad gemela, tocaba volcarse por completo para que Tim y Tom nos regalen otra semana más de sus aventuras.
