El mes de enero difícilmente podía terminar con una noticia peor. El pasado 3 de enero se conocía la noticia de que René Metge, una de las grandes leyendas del Rally Paris-Dakar, había fallecido. La carrera se teñía de luto apenas antes de comenzar y sólo unos días antes de que Carles Falcón tuviera la fatídica caída en la segunda etapa que a la postre le terminaría costando la vida. Este martes 30 de enero, también se ha conocido la noticia de que Jan de Rooy ha fallecido a los 80 años.
El excompetidor, especialmente conocido por sus camiones experimentales con los que llegó a hacerse un hueco en el corazón de los aficionados, pudo incluso a colarse en posiciones de honor cuando la general absoluta se compartía con los coches. Nacido en Eindhoven, durante la Segunda Guerra Mundial, Jan no tardó en llevar ese trabajo al frente de la empresa de transportes por carretera de su padre Graad (de la que se encargó desde 1965) en la que comenzó a su gran pasión de competir en rallycross a la categoría de camiones en lo que se convirtió en una de las carreras más especiales del planeta, el Rally París-Dakar.
Junto a DAF, el fabricante neerlandés, su llegada a la carrera se convirtió en toda una revolución, ideando prototipos de camiones que eran completamente aligerados y potenciados para volar sobre las dunas, y además de excentricidades con cierto sentido técnico como el camión bicéfalo, también ideó otros proyectos que llevaron al límite de la técnica y que incluso se adentraron en el desarrollo aerodinámico, algo que no era del todo habitual en la década de los ochenta en esta categoría.
Tal fue la evolución de aquellas bestias que llegaron al techo de la seguridad que permitía en aquellos momentos la producción y los sistemas de seguridad. Sí, consiguieron ganar el Dakar la de la edición de 1987, e incluso nos dejaron imágenes tan icónicas con su DAF Twin Turbo X1 de 1.200 CV emparejado a fondo por el desierto con los Peugeot 405 Grand Rally.
Pero también nos dejaron momentos tan desoladores como el vivido ese mismo año, cuando su compañero de equipo, Theo Van de Rijt sufrió un durísimo accidente en el que su copiloto, Kees van Loewvezijn, murió tras salir despedido del habitáculo tras las seis vueltas de campana dadas por el camión que en el momento del primer impacto se calcula que estaba circulando a más de 200 km/h.
Las imágenes fueron espeluznantes, con Theo y el mecánico escocés Chris Ross heridos de gravedad y con los competidores de la categoría de coches quedando completamente marcados por aquel accidente en el que se tocó la tragedia. DAF decidió dejar la competición tras aquel evento, algo que también hizo Jan de Rooy en un impasse que duró dos décadas hasta que volvió a la competición, en 2002, dando a su vez a que su hijo Gerard también se fuera integrando, terminando por ganar dos ediciones de la etapa sudamericana del Rally Dakar, concretamente la de 2012 y la de 2016. El honor familiar se mantuvo incluso mucho antes, ya que el sobrino de Jan no era otro que el ganador del Dakar 2007, Hans Stacey.
Aunque lleva tiempo sin competir por problemas de espaldas, Gerard regresó este año al rally para encargarse de la gestión de uno de los camiones que compitieron en la categoría Dakar Classic, concretamente el mítico “The Bull”, el que fuera una de las creaciones de su padre. En el caso de Jan de Rooy, su decisión de abandonar la competición de forma definitiva llegó mucho antes, en 2009, cuando en medio de la crisis económica que afectó también a Europa, él decidió que no era momento de seguir corriendo y gastando mucho dinero del presupuesto en mitad de momentos financieros tan difíciles.
Después de una enfermedad muy breve, nuestro padre, nuestro marido y nuestro abuelo fallecieron pacíficamente y se reunieron con nuestro gran amor, Annie. Tenía ochenta años. Trabajó durante 65 años para su empresa de transporte De Rooy, que celebró su centenario el año pasado – De Rooy