El regreso del Rally de Japón ha sido caótico. Desde el inicio el pasado viernes, la cita asiática nos ha dejado un sinfín de eventos que han trastocado el programa original de la prueba. Numerosas han sido las cancelaciones y neutralizaciones desde que en el TC2 el Hyundai i20 N Rally1 de Dani Sordo y Cándido Carrera fuera pasto de las llamas. El accidente en esa misma especial de Kajetan Kajetanowicz llevó a la primera de muchas suspensiones que se daban desde ahí, algunas de ellas por razones disparatadas.
Y es que desde ese TC2 hemos visto dos tramos cancelados por problemas de horario, pero también banderas rojas vistas porque se aflojaron las tapas del alcantarillado en la pasada por Okazaki, o el grave problema de seguridad sucedido en el TC4 cuando un vehículo civil se coló en el tramo en sentido contrario y obligó a Sami Pajari a hacer una maniobra de esquiva para evitar una colisión frontal.
El incidente llevó a la FIA a realizar una investigación de forma inmediata para encontrar las razones que motivaron esta grave brecha de seguridad, algo que quedó confirmado durante este mismo sábado cuando se apuntó a una negligencia por parte del organizador como núcleo finalmente de que ese coche ajeno a la competición entrará en el tramo en un momento en el que los participantes seguían con la acción después del breve parón producido por el accidente de Craig Breen.
Según la Federación Internacional de Automovilismo, el organizador del Rally de Japón incumplió el Artículo 12.2.1.h del Código Internacional deportivo de la FIA, aludiendo a que el cruce por el que entró el vehículo civil no contaba con ningún comisario (a pesar de que había carreteras abiertas al público que enlazaban con dicho acceso) y que la cinta que debía acordonar esa entrada al tramo no se encontraba colocada en su lugar, simplemente estando atada a uno de los dos postes en los que debía estar fijada.
Otro comisario, con la ayuda de un fotógrafo trataron de evitar que la persona continuara circulando con el vehículo, sin embargo, las comunicaciones entre los comisarios y la acción de estas dos personas no pudieron evitar que casi dos de los vehículos participantes colisionaran con él. Para la FIA, el principal culpable pasa entonces a ser la caravana de seguridad que pasó por el tramo antes del inicio de la competición y que no se percató de que esa cinta se encontraba sin acordonar dicho punto conflictivo.
El director de carrera informó que el vehículo público había ingresado al tramo en un cruce que estaba cerrado con cinta, pero sin la presencia de un comisario y procedió a viajar a lo largo del tramo en dirección contraria a la ruta del rally. El vehículo público pasó junto a un comisario que le dijo que el coche estaba en el tramo, con la ayuda de un fotógrafo, pudo sacar el automóvil de la especial lo más rápido posible. Esto ha identificado una falla grave en el proceso de seguridad dado que varios vehículos oficiales habían viajado por el escenario antes de que se pusiera en marcha – Comunicado de la FIA
En ese momento, la FIA decía que se trataba de un hecho aislado, pero en el que caso de que el plan de seguridad se viera comprometido o se infringiera de nuevo, se pondría fin al Rally de Japón de forma inmediata. Y esa es la situación a la que nos enfrentamos este domingo. Una nueva brecha de seguridad este domingo significará que la prueba nipona pondrá punto y final de forma precipitada a la temporada 2022 del WRC, complicándose a su vez que pueda estar presente en el calendario en años venideros. Por el momento parece que no se librarán de la tarjeta amarilla.
Los comisarios, bajo la autoridad delegada en ellos a través del artículo 11.9.3.r del Código Deportivo Internacional de la FIA de 2022, pueden y detendrán la competencia de forma inmediata y permanente si (a) la seguridad aprobada el plan se vea comprometido o incumplido o (b) si hay alguna desviación del plan de mitigación acordado presentado por el organizador – Comunicado oficial de los comisarios deportivos
