Una noticia pasó casi desapercibida este miércoles 13 de noviembre debido a todo el ruido generado en torno al Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Otra de las series FIA que mayor expansión tuvo durante la década pasada, anunciaba el final de una etapa. El Campeonato del Mundo de RallyCross confirmaba que se habría el proceso de licitación para encontrar un nuevo promotor para las series intercontinentales a partir de 2025.
Una década después de su nacimiento en 2014, el World RX da un paso más hacia un regreso a los orígenes (o su desaparición), muy alejado de esos deseos de expansión global para una disciplina que a pesar de su antigüedad (su nacimiento se remonta al año 1967), era prácticamente una desconocida en todos los países fuera de Gran Bretaña y las regiones nórdicas. El fallido primer intento de electrificación, la salida masiva de los fabricantes, la llegada del WRC Promoter GmbH al frente de las series en 2021 y la abrupta decisión en 2023 de convertir la categoría reina en una competición 100% eléctricas, cercenaron por completo el crecimiento del campeonato.
El paso atrás dado en este 2024 disfrazado de “batalla de las tecnologías”, permitiendo que los vehículos con motores de combustión interna regresarán a la clase principal para batallar frente a los eléctricos fue el primer paso ante un cambio ya cantado. Hace unas semanas fue el rumor de que el WRC Promoter GmbH estaba evaluando la posibilidad de vender los derechos comerciales del Campeonato del Mundo de Rallyes, ayer miércoles fue la confirmación de que es el World RX el que ha comenzado con la búsqueda de un nuevo promotor.
“Desde su lanzamiento en 2014, el World RX ha proporcionado una acción increíble y emoción en la pista. Como una de las disciplinas de deportes de motor más antiguas, sigue albergando una escena competitiva nacional y regional saludable, con el World RX en la cima de la pirámide, y sigue habiendo una base sólida de entusiastas dedicados con ganas de más contenido y competencia de rallycross”. Estas eran las palabras elegidas para el comunicado de la FIA, en lo que no deja de reflejar el parón que han sufrido las series intercontinentales, cuyos últimos años se han movido entre la realidad posterior a la pandemia, la falta de fabricantes y los fallidos intentos de llegar a mercados nuevos tal y como fue el caso de no poder terminar este año regresando a China y teniendo en cambio que disputar el último evento de la temporada en el Istanbul Park en el que Johan Kristoffersson se convirtió en heptacampeón.
La FIA ha marcado una serie de objetivos fundamentales para los candidatos a ser los nuevos promotores: “incluyendo la búsqueda de mercados de crecimiento clave como India, China, América del Norte y Oriente Medio, así como una mayor participación de los aficionados tanto en el mundo digital como en el mundo físico”. La fecha límite para registrarse será el próximo miércoles 20 de noviembre, por lo que la capacidad de reacción parece más bien corta para dar un paso tan importante como el de convertirse en promotor de unas series mundiales.
El Campeonato Mundial de Rallycross de la FIA ha evolucionado enormemente en términos de tecnología y competición deportiva en los últimos años, al tiempo que se mantiene fiel a su legado como una de las categorías más emocionantes y accesibles de todo el deporte del motor. Ahora estamos buscando un promotor con una gran pasión y determinación para crear un espectáculo de rallycross increíble, atrayendo a los fabricantes para que compitan y asegurando el desarrollo continuo del campeonato – Mohammed Ben Sulayem
Esta situación del World RX se suma al desconcertante desenlace del Nitrocross, campeonato que fue fundado por Travis Pastrana y que su empresa matriz, Thrill One, anunció a mediados de octubre la decisión de poner en Stand-By la competición y no disputar los tres eventos restantes de la temporada 2024-25 (Phoenix, Miami y Las Vegas). Tras cuatro años de vida, la otra gran serie de rallycross con carácter internacional echaba aparentemente el cierre, en lo que no deja de ser aparentemente un nuevo fracaso de la disciplina en Norteamérica tras lo sucedido con el ARX y el GRC.