Desde hace años, en la Fórmula 1 no se utiliza combustible convencional sino que llevan varios años funcionando con combustible sintético (serán 100% sintéticos para 2026), un terreno en el que muchos suministradores están invirtiendo a través de la competición del más alto nivel. Lo mismo ocurre con los rallyes, en concreto en el Mundial de Rallyes desde 2022 con los coches Rally1 de la categoría principal como de los coches Rally2 de la segunda división, WRC2, algo que se ha llevado a campeonatos nacionales en este 2024 (estos ya son 100% sintéticos). Y todo esto es relevante de cara a la ciudadanía en el futuro.
Combustible sostenible, alternativa futura al encarecimiento de los eléctricos sobre todo en Europa
La fórmula exacta del combustible sintético es secreta de cada fabricante, como se suele decir de la Coca-Cola. Eso sí, por lo general se suelen utilizar deshechos y residuos así como dióxido de carbono capturado, de modo que se expulsa a la atmósfera el mismo CO2 capturado – es decir, huella de carbono neta igual a cero, técnicamente.
Salvo que se sumen las piezas de una extracción y refinamiento del litio (el 87% del total mundial se extrae de Australia) sostenibles tanto en lo económico como medioambiental, además de la producción de las baterías, los coches eléctricos serán caros en Europa en comparación con China u otros mercados. Esto lleva a que el combustible sostenible, que reduce la huella de carbono en un 65% con respecto al combustible tradicional, pueda ser una solución interesante.
Hoy día utilizar combustible sostenible no es económicamente, digamos, sostenible, para la ciudadanía, a falta de que se produzca en masa de manera que sea más barato para el consumidor. La competición, como siempre ha ocurrido (y, en un mundo ideal, debería seguir así), sirve como laboratorio donde experimentar, investigar y desarrollar para que tengamos tecnología más avanzada en el día a día.
¿Os quejáis cuando el litro de Sin Plomo 98 ronda o supera los dos euros el litro en las gasolineras a vuestro alrededor? Una gasolina de carreras puede rondar los cinco o cinco euros y medio el litro, acercándose al triple de precio. Una gasolina convencional, claro.
Un combustible sostenible de competición (que cuente tanto con el sello de la Comunidad Europea como de la FIA) ronda los siete euros el litro, 3,5 veces más cara que una 98 convencional. Rellenar el depósito de nuestros coches con estos precios se va hasta los ¡300-350 euros!
Desarrollo necesario para muchos públicos y la reducción de emisiones
No es sólo el precio: la composición de los combustibles sostenibles es diferente de los tradicionales, de modo que interaccionan de otra manera con los componentes del motor, con algunos componentes móviles desgastándose más (además de tener que utilizar otros componentes sólo para el repostaje en sí).
De modo que es necesario desarrollar los combustibles sostenibles para que no sean tan agresivos con los motores de combustión que ya tenemos. De cara a la reducción de emisiones de aquí a 2035 deseada por la Unión Europea, la supervivencia de algunos deportivos y la viabilidad de los vehículos históricos, el desarrollo de los combustibles sostenibles ha de seguir su curso, con suerte hacia nuestras gasolineras.