Llegamos a esa época del año en la que la temporada del Mundial de Motociclismo llega a su final y nos encontramos con esa extraña situación en la que Valentino Rossi muta y se convierte en una suerte de piloto de automovilismo. Este año si cabe se ha adelantado casi aún más que la colocación del alumbrado navideño de la ciudad de Vigo, con Rossi subiéndose al Ferrari 488 GT3 de Kessel Racing en el Circuito de Misano.
El objetivo no es otro que el de competir en las 12 Horas de Abu Dhabi, junto a su gran amico Uccio Salucci y su hermano, el piloto de Moto2 Luca Marini. La novedad no será la de ver a Rossi competir al volante de un GT3 o en las 12 Horas que se celebran en Yas Marina, algo que ya realizó en 2014. Su presencia el 13 de diciembre en la carrera de resistencia será también la confirmación de algo que ya adelantó durante el Gran Premio de Italia en Mugello: este año no estará presente en el Monza Rally Show.
Faltará por tanto ‘il dottore‘ con la que ha sido uno de sus cotos privados, con siete victorias en la prueba, incluida la edición 2018, en la que se puso por primera vez al volante del Ford Fiesta WRC de nueva generación. El transalpino ha dejado entrever en más de una ocasión su intención de realizar en el futuro carreras sobre cuatro ruedas. Resistencia, rallyes, Dakar, muchos son los frentes abiertos para el incombustible Rossi.