A principios de 1995 Renault iniciaba una nueva era en competición. En el Rallye de Monte-Carlo estrenaban el Clio Maxi Kit Car, el primero de una nueva reglamentación salvaje, hecha para medirse contra los 4×4 turbo japoneses con las herramientas que abundaban en Europa. Pero, por detrás, Renault Sport ya tenía a su sucesor preparándose entre bambalinas. Este gran actor que llegaría en 1996 no era otro que el Renault Mégane Maxi Kit Car.
El Mégane heredó un gran motor del Clio para ser el arma de Renault en rallyes
El motor que equipaba este precioso coupé devoratramos era el motor F7R, el mismo 2.0 atmosférico que ya se había utilizado en el Clio Maxi – a su vez evolución directa del 1.8 del Clio 16V. Es también el motor que llevaba el Mégane Coupé 2.0 desde su aparición, el único motor de 16 válvulas que tenían de calle en un principio. Los 1.4 y 1.6 de calle originalmente eran de 8 válvulas, apareciendo las versiones de 16 válvulas para 1999 con mayor potencia.
Para este caso, el F7R era preparado por Sodemo, uno de los principales preparadores de aquellos años. Renault tenía también un programa en el Británico de Turismos con el Laguna, que compartía el F7R con el Mégane Maxi y lograría tener grandes éxitos. La relación diámetro-carrera se varió hasta los 84x90mm y, aunque la versión de calle daba unos 140-150 CV, la de competición llegó a declarar 275 CV… pero en realidad eran unos 300 CV. Llevó tanto caja de cambios de seis como de siete velocidades, aunque esta última no llegó a todo el mundo.
Este coche era duro a nivel de mecánica, no infalible, pero sí muy fiable, pese a que hablamos de un motor que se forzaba y giraba casi hasta las 10.000 vueltas, como sus rivales de Peugeot y Citroën. Su punto débil era, frente a estos, la falta de electrónica como control de tracción para tramos de lluvia, así como un tren trasero más ancho que le hacía muy estable y rápido en zonas medias y rápidas, pero más torpe en zonas lentas.
Es por ello que, a la hora de hacer reglajes, para hacerlo girar había que, primero, arreglarlo en la parte delantera y luego estropearlo de la trasera, compensando ese subviraje inherente de su extraño ancho de vías y ubicarse gran parte del peso delante. En sus años finales Auto Meca, en Inglaterra, hizo que el coche funcionase bien en tierra, algo que pocos Kit Car consiguieron hacer bien.
El coupé ‘estropeado’ que consiguió darle un título mundial a Renault en 1999
Una de sus grandes gestas fue ganar el Tour de Córcega de 1996 en manos de Philippe Bugalski, si bien fue el año en el que no era puntuable para el Mundial de Rallyes. El otro gran logro, además de triunfos en campeonatos nacionales o el ERC, fue que gracias a diferentes pilotos privados o de filiales que corrieron con el Mégane Maxi en el WRC, Renault se proclamaría campeona del apartado 2L en 1999 frente al equipo oficial de Hyundai en el que sería el principio del fin para los Kit Car.
Con el debido desarrollo, pudo ser aún mejor, aún más atómico como sus compatriotas. No obstante, en su momento de esplendor Renault estaba a otras cosas, dejando de ser motorista en la Fórmula 1 para entrar con su propio equipo adquiriendo Benetton. El Coupé de 1º generación se seguiría vendiendo hasta 2002, además de compartir el F7R con una rara avis: el Renault Sport Spider.