Porsche es la auténtica reina de las 24 Horas de Le Mans. Así lo acreditan sus 19 triunfos absolutos en la gran carrera de la resistencia, el primero de ellos conseguido en la edición de 1970 tal y como ya pudimos recordar durante el año pasado en el repaso que hicimos a todos los vehículos que alcanzaron la gloria para la marca. Sin embargo, el bagaje de Porsche Motorsport en el Circuito de La Sarthe no se reduce únicamente a los prototipos.
Los de Stuttgart consiguieron su primera victoria en Le Mans mucho antes, casi dos décadas para ser más exactos. Sería a su vez la primera participación de un fabricante alemán en la reina de las pruebas de resistencia tras la Segunda Guerra Mundial, en este caso por iniciativa del importador de Porsche en Francia, a cargo de Auguste Veuillet. Lejos de luchar por la victoria, la lista de inscritos de las 24 Horas de 1951 contemplaba la presencia de dos unidades del Porsche 356 con chasis de aluminio y motor de 1.1 litros, el primero de ellos conducido por el propio Veulliet y por Edmond Mouche y el segundo, con el dorsal #47, en manos de Rudolph Sauerwein y Robert Brunet.
Mientras que el segundo no pudo tomar la salida después de un accidente en los entrenamientos previos, la unidad de Veuillet y Mouche consiguió terminar en 20ª plaza, consiguiendo la victoria dentro de la clase de 1.1 litros en la que cabe destacar que sólo participaron tres coches. A pesar de esta reducida cifra, este fue el primer paso de Porsche dentro de las 24 Horas de Le Mans, algo que quedaría marcado en la historia y que el fabricante de coches Rod Emory se empeñó en homenajear con una de sus últimas creaciones.
En España ya sabemos el arduo trabajo y los recursos económicos que se necesitan para restaurar una joya de las carreras. Es algo que sin ir más lejos se está haciendo con mucho mimo con el Alpinche de Estanislao Reverter. Con este documental realizado por Craig Brooks y Ty Milford para Rennfilms y con la colaboración de Jeff Zwart, podemos apreciar todo el proceso de fabricación que conlleva el devolver a la vida al Porsche 356 que en 1951 puso la primera muesca para Porsche en el circuito francés. Toda una joya que compartió pista precisamente con el 919 Hybrid LMP1 en el Rennsport Festival de Porsche en Laguna Seca.
