Cuando la Federación Internacional del Automovilismo y el ACO decidieron introducir la nueva normativa de la categoría LMP2 en 2017, otorgaron únicamente cuatro licencias, a cuatro marcas distintas, para poder fabricar estos chasis. Oreca, Ligier, Dallara y Riley Technologies (en asociación con Multimatic Motorsports), fueron los elegidos, buscando aumentar todavía más la popularidad de la categoría y evitar los monopolios, pues todos los coches tenían un precio máximo fijado. Pero rápidamente se demostró que el Oreca 07 era el mejor de los cuatro, convirtiéndose en el más popular y monopolizando el Mundial de Resistencia. Los Ligier estaban medio paso por detrás, con los Dallara posiblemente un paso entero.
Pero, ¿qué pasó entonces con el Riley-Multimatic? En Estados Unidos, la nueva categoría del IMSA, los Daytona Prototype International, eran LMP2 modificados por marcas del sector de la automoción. Con el chasis común de los prototipos FIA, tenían libertad a la hora de elegir motorizaciones y podían modificar la aerodinámica de los coches, también para darles un aspecto más personal. Mazda se asoció con ellos para construir su RT24-P, coche que sufrió muchos problemas de fiabilidad desde el primer momento y no tuvo el rendimiento esperado. Por otra parte, hubo únicamente un equipo que escogió el Riley Mk. 30, coche en el cual nos centraremos, para la temporada 2017 del IMSA.
Un debut complicado, pero fructífero
Visit Florida anunció a finales de 2016 que disputarían el campeonato norteamericano de resistencia el año siguiente con el coche fabricado por Riley-Multimatic, propulsado como todos los LMP2 por el motor Gibson V8 de 4.2 litros. Llegaron al Roar Before the 24, los test previos a las 24 horas de Daytona, con únicamente 11 vueltas de test completadas en el Carolina Motorsports Park, un circuito de 3.6 kilómetros centrado en carreras de club y tandas. Las expectativas para la cita inaugural aun así eran buenas y contaban con una alineación muy sólida, con René Rast, Renger van der Zande y Marc Goossens, pero desde el primer momento el ritmo no fue para nada bueno.
Tanto los dos Mazda como el Riley de Visit Florida acabaron en las tres últimas posiciones de la categoría de prototipos en clasificación, siendo este último el peor de todos, a más de tres segundos y medio de la pole. Los dos RT24-P tuvieron problemas de fiabilidad y abandonaron la carrera, mientras que el Mk. 30, aprovechando los safety car y un buen ritmo bajo la lluvia, consiguió contra todo pronóstico acabar en tercera posición, siendo el primer LMP2 y quedando por delante de algunos DPi. Aun así se demostró rápidamente que el coche tenía una resistencia aerodinámica (drag) muy elevada, marcando la velocidad punta inferior de su categoría.
De un podio soñado a la realidad del Mk.30
A partir de ese momento todo fue cuesta abajo para el equipo Visit Florida. Abandonaron en Sebring, de nuevo tras una mala clasificación y en Long Beach un accidente rompió su chasis, el #002, provocando que el equipo tuviera que invertir en uno nuevo, el #006, con el que competirían a partir de ese momento. Consiguieron la pole en Detroit, carrera que abandonarían, pero nunca llegaron a partir desde la primera posición tras una sanción por la elección de neumáticos. Solo acabaron una carrera más, en Watkins Glen y abandonaron en Mosport y Austin, antes de que el equipo cambiara de coche y pasara a utilizar el Ligier JS P217, con el que consiguieron la victoria en Laguna Seca.
Ese mismo año, Ben Keating compró el chasis #005 para participar en las 24 horas de Le Mans, junto a Jeroen Bleekemolen y Ricky Taylor, siendo el único Riley en la parrilla. Incluso con el paquete aerodinámico de baja carga, el coche tenía un rendimiento muy pobre, clasificando en última posición en la categoría LMP2, a 11,6 segundos de la pole y marcando una vez más la velocidad punta más baja. En carrera las cosas no mejoraron y no consiguieron acabar. Keating vendió el chasis al equipo BAR1 Motorsport, que lo usaría posteriormente en el IMSA. Participaron en las 24 horas de Daytona de 2018, siendo últimos en clasificación y sufriendo muchos problemas en carrera.
Una nueva oportunidad en 2020
Tras un año parado, el equipo Rick Ware Racing ha comprado el chasis #005 del Riley Mk. 30 para competir en la categoría LMP2 del IMSA el próximo año 2020. Compitiendo contra seis Oreca 07, Mark Kvamme y Cody Ware serán sus pilotos a tiempo completo, con James Davison y Johnathan Hoggard como añadidos para Daytona. El «patito feo» de esta era de LMP2 estará de vuelta en una categoría que este año tendrá más participación que el pasado. Con un chasis de tercera mano, veremos si son capaces de hacer funcionar un coche que ha pasado desapercibido los últimos tres años.