El pasado fin de semana, el piloto neozelandés Scott McLaughlin logró ganar el título del Supercars. Al volante de un Ford Falcon FG X del equipo DJR Team Penske, tomó la salida de la Newcastle 500, última fecha del calendario, con el objetivo de finalizar entre los seis mejores para hacerse con el campeonato. Si bien tuvo la posibilidad de ganar la carrera, optó por no pelear con David Reynolds en las últimas vueltas y le dejó pasar sin atenuantes, asegurando un segundo lugar que le concede su primer entorchado en la categoría australiana de turismos. Por detrás de McLaughlin llegaron ambos pilotos del Red Bull Holden Racing Team, con Jamie Whincup por delante de Shane van Gisbergen.
McLaughlin se impuso en 9 de las 32 fechas del calendario y durante toda la temporada resultó muy consistente, razón por la cual ni Whincup ni van Gisbergen pudieron darle alcance, a pesar de que entre ambos ganaron más carreras. Al final, la ventaja de McLaughlin fue de 71 puntos sobre van Gisbergen, actuación muy meritoria si se toma en cuenta que el campeonato de constructores fue a parar a manos de Red Bull Holden Racing Team y que el Holden Commodore VF resultó el mejor coche de este torneo. Culmina así un ciclo en el Supercars, por todo lo alto para Ford ya que el Falcon se despide de la categoría por todo lo alto y le cederá el relevo al Mustang.
En palabras de Scott McLaughlin:
Debo presentarle mis respetos a Shane [van Gisbergen], corrimos duro todo el año. Fue un infierno de batalla. Las últimas treinta vueltas fueron las más largas de mi vida. Gracias a mi mamá, a mi papá, a mi abuela, sé que me estás vigilando, te prometí que haría esto. A Karly, mi prometida, por estar conmigo todo el tiempo. Todos estos muchachos del equipo de Penske Shell V-Power Racing. Estoy absolutamente emocionado. Gracias también a Fabian [Coulthard], ha sido un compañero de equipo increíble, y gracias a todos mis seguidores, no pude haber logrado este título sin ellos.
Vía | Speedcafe