El jueves 17 de febrero estaba marcado en rojo Maranello. La Scuderia Ferrari había optado esta jornada para presentar su nuevo F1-75, en honor al 75 aniversario del lanzamiento del primer vehículo de producción por parte de los del Cavallino Rampante. Charles Leclerc y Carlos Sainz sus pilotos y sobre ellos, así como el resto de la estructura italiana, el peso de la historia después de que la sequía de títulos haya dejado paso también los años en blanco que el equipo protagonizó en las dos últimas campañas.
Cuatro podios de Carlos Sainz Jr. y uno de Charles Leclerc, así como el tercer puesto entre los constructores, no son suficientes como para justificar la temporada 2021, con el orgullo tocado, Ferrari ha recuperado su tradicional rojo para decorar las formas de su nuevo monoplaza, curiosamente un diseño que no presentarán en el arranque de este año competitivo, ya que, para el Gran Premio de Bahréin, el próximo 20 de marzo, la Scuderia empleará otro tono.
El color blanco deja paso al negro (la salida de Philip Morris y su marca Mission Winnow ha tenido mucho que ver en ello), en una especia de regreso a la imagen que tenían los coches de los transalpinos en las décadas de los ochenta y de los noventa. Tanto el Halo como los dorsales o algunas partes de la cubierta motor se tiñen de esta forma de un color oscuro que da aún más agresividad a una librea que se adapta a la perfección al diseño del F1-75 que Ferrari hará correr en este Mundial de Fórmula 1 de 2022.
Habrá quien piense que es el monoplaza más bonito de la parrilla, otros recordarán aquella frase entonada por Enzo Ferrari de que “el coche bello es aquel que gana”. Lo cierto es que aporta soluciones atrevidas, comenzando por la más visible de todas, el morro modular (diseñado así seguramente porque habrá varias versiones a lo largo del año) que se diferencia completamente a lo visto en las seis presentaciones realizadas hasta ahora.
Todo parece orientado en sacar el máximo partido a las dos canalizaciones bajo el coche, el cacareado regreso del efecto suelo, por lo que el diseño del lateral también ha sido ideado para hacer trabajar lo mejor posible el alerón trasero en concordancia con los resultados obtenidos con el CFD y los estudios de dinámica de fluidos computacional.
Apareen las branquias al igual que en el caso del Aston Martin, tras las cuales se puede apreciar una segunda zona con forma de botella de Coca-Cola. Las entradas de aire laterales vuelven a ser minimalistas y situadas muy altas, con un ensanchamiento que permitirá que el caudal fluya hasta el fondo, de nuevo dejando a la vista todos los brazos de la suspensión trasera, algo que ya se vio en el Williams cuando rodó con las formas reales en el Circuito de Silverstone. En este caso se ha optado por un esquema pull-rod atrás y por push-rod delante, algo que además nos deja con ese detalle de las cubiertas superiores sobre las ruedas delanteras, siendo el primer equipo que ha aprovechado para situar ahí uno de los logos de sus patrocinadores.
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