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¿Se puede terminar el Rally de Marruecos sin volante o al manillar de una moto con el brazo en cabestrillo?

La magia de los rally-raids muchas veces se aleja de las posiciones de cabeza. Rebuscando entre los competidores se encuentran mil y una historias de superación, situaciones rocambolescas y anécdotas que difícilmente son creíbles en caso de ausencia de pruebas gráficas. Los hemos visto en multitud de ocasiones en el Dakar, prueba que año tras año nos regala una cantidad de historias con las que se podrían llenar decenas de libros, y también pudimos comprobarlo en el Rally de Marruecos.

Y es que hay vida más allá de la lucha por el triunfo, de la consecución de la Copa del Mundo por los Peterhansel tras un “grave error” de Monsieur Dakar que lo dejó prácticamente sin consuelo, más lastimoso por perder la victoria con su esposa que por el hecho de hacer peligrar su primer título Mundial, o del accidentado estreno de Fernando Alonso en una prueba de cinco días.

La organización, con David Castera a la cabeza, es perfectamente consciente de que se puede conseguir mucha repercusión a través de estas imágenes, por lo que nos han servido a la perfección dos de las más curiosas que se han sucedido durante los últimos cinco días, comenzando por la historia del francés Grégory Gilson que competía dentro de la Enduro Cup y que sufrió una caída casi al final de la última etapa.

Con un brazo en cabestrillo y la clavícula rota, pudo completar los últimos 3 kilómetros de la prueba para ver la meta, aunque no nos extrañaría que una mano amiga le ayudase remolcándole ante la dificultad que supone hacer así una distancia tan larga. Aun así, la llegada es una buena demostración del esfuerzo que realizan todos los competidores, especialmente aquellos que se adentran en la mayor aventura a través de las categorías a completar con menos recursos.

Uno sin poder utilizar su brazo en el manillar y otro sin volante. Fue el caso del siempre espectacular piloto checo, Jaroslav Valtr, el cual vencía la categoría Open de camiones después de haberse quedado literalmente con el aro en su mano en una de las etapas, viéndose obligado a clavar los frenos ante la deriva peligrosa que estaba empezando a tomar el camión. La sorpresa de la tripulación se hacía muy evidente en la OnBoard. Su victoria sobre Macik tuvo más de 70 horas de diferencia por la penalización al otro IVECO, pero aun así no deja de ser una de las imágenes de la carrera.

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Iván Fernández

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