Es posible que la relajación propia de saber que no hay nada en juego tenga mucho que ver en ello, pero la victoria de Sebastian Vettel hoy en el Gran Premio de Brasil 2017 me recuerda mucho a la primera mitad de año de Ferrari. No es realista afirmar que la Scuderia tuviera el mejor coche en Interlagos, pero Lewis Hamilton falló en la jornada de sábado y ello abrió las puertas a que Sebastian Vettel se enfrentara por el triunfo con el Mercedes más débil. Y no falló.
Sin el británico en la parrilla la carrera iba a ser muy distinta, pero el alemán la solventó por la vía rápida al superar a Valtteri Bottas en la primera vuelta y no dio opción al finlandés. Si Hamilton no hubiese salido a carrera podríamos pensar que simplemente no pudo hacer nada contra Ferrari. Pero la comparación de prestaciones entre Mercedes deja en una posición horrorosa a Bottas, con quien Vettel jugó en función de las necesidades en cada momento de la carrera. Incluso pareció inquietarle más Lewis Hamilton cuando mediada la prueba apareció entre los primeros puestos que su teórico rival directo.
Había razones para inquietarse, desde luego. Pese a salir desde el pitlane, la salida del Safety Car en la primera vuelta y las distintas víctimas de los dos accidentes permitieron a Lewis Hamilton ganar puestos sin perder demasiado tiempo. Y quitando pegatinas a media parrilla se plantó en quinta posición a menos de una teórica parada del líder tras impresionar su ritmo con neumáticos blandos. Fue en ese momento cuando Mercedes decidió llamar a boxes a Valtteri Bottas, lo cual abría dos opciones: que saliera el undercut y éste superara a Vettel o que no saliera pero Hamilton retuviera a Vettel.
Ninguna de las dos sonrió al finlandés. Aunque el undercut fue perfecto, el trabajo de boxes de Ferrari fue mejor que el de los campeones del mundo, logrando salir justo por delante Sebastian Vettel. Y el alemán midió perfectamente distancias entre un Mercedes y otro para no encontrarse jamás en posición de peligro. Ahí el foco pasó de la lucha por la victoria a cuántas posiciones podría terminar ganando Lewis Hamilton. No fueron tantas como parecía, pues al montar superblandos la única víctima que se cobró el británico fue Max Verstappen, pasándose incluso de ímpetu al intentar atacar a Kimi Räikkönen. Cuarto puesto por lo tanto y menos premio del que parecía capaz de alcanzar.
Toca hablar ahora de la otra carrera vivida hoy en Interlagos, a un minuto del vencedor. Con un claro déficit de potencia era una quimera pensar que Fernando Alonso pudiera aguantar la sexta posición desde la que tomó la salida y aunque arriesgó en las primeras curvas para mantenerse ahí, en cuanto se normalizó la situación Felipe Massa logró superarle. Más sorprendente fue ver que su ritmo de carrera era mejor que el de Sergio Pérez y enganchado a la zona de DRS generada por el Williams logró aguantar. Y bastante tuvo con eso, pues si bien una mejor parada podría haber ayudado en su duelo con el brasileño, dificilmente hubiera podido ganar esa partida sin velocidad punta.
Así Felipe Massa se despidió de su afición (por segunda vez) con un séptimo puesto, entrando en meta perseguido por Fernando Alonso y Sergio Pérez. Una carrera que parecía una gran oportunidad para Renault (escaso ritmo de Toro Rosso y sus sanciones, líos de Haas, Lance Stroll desaparecido en combate) se saldó con tan sólo un punto gracias a Nico Hülkenberg, que acabó justo por delante de Carlos Sainz. El madrileño empieza a encontrar las incomodidades del monoplaza francés y está deseando que llegue la pretemporada 2018.
No puedo cerrar la crónica del Gran Premio de Brasil sin hacer una mención más extensa a Haas. Aunque Romain Grosjean justifique su accidente con Esteban Ocon (que cerró así una racha de 27 carreras sin abandonar) por un pinchazo causado por un toque en la primera curva, no deja de ser cierto que los monoplazas estadounidenses se ven envueltos en prácticamente todos los líos de esta segunda mitad de temporada. Hoy Kevin Magnussen la volvió a liar por exceso de agresividad, cobrándose como víctimas Stoffel Vandoorne y Daniel Ricciardo. Si los afectados fueran aspirantes al Mundial no me cabe duda de que las consecuencias serían mucho más serias.
Por último, un chiste que se cuenta solo. Tras celebrar un Gran Premio de Brasil a una parada y porque es obligatorio cambiar de compuesto, Pirelli no ha tenido otra idea que pedir en Twitter consejo a la hora de poner nombre a un nuevo compuesto aún más blando que el ultrablando. Si al menos supiéramos para qué lo quieren…
We need your help in naming the new Pirelli pink #F1 tyre! Should it be MEGASOFT,
HYPERSOFT or EXTREMESOFT? Respond by tweeting us A, B or C! 🏁 #Pink4F1 pic.twitter.com/rIPEjxjHWF— Pirelli Motorsport (@pirellisport) November 12, 2017
Foto | Scuderia Ferrari – Twitter