La primera carrera de la temporada 2017 del Mundial de Fórmula 1 no pasará a la historia por su emoción o lo variado de su desarrollo, pero al menos sí tendrá relevancia por haber supuesto el inicio de una nueva era. Y no lo decimos sólo por el cambio reglamentario: vivimos una carrera distinta a las ofrecidas hasta hace cuatro meses y por supuesto también un ganador distinto. Sebastian Vettel y Ferrari ganaron la partida en boxes a Lewis Hamilton y Mercedes, abriendo así un nuevo periodo para la F1.
De hecho no hizo falta mucho para darse cuenta de ello. Tras problemas eléctricos de Daniel Ricciardo en preparrilla y una salida abortada, la temporada 2017 arrancó sin excesivos incidentes, más allá de un toque entre Kevin Magnussen y Marcus Ericsson en el que el danés se comió el interior de la curva tres y terminó llevándose por delante al de Sauber. Pero pronto nos sobrecogimos todos: Lewis Hamilton no lograba despegarse de Sebastian Vettel. El alemán jugó con el británico, abriendo espacio para posteriormente volver a pegarse a la trasera del Mercedes. Pero estaba claro que llegaría su oportunidad.
Y se la brindaron las quejas de Hamilton por radio acerca del sobrecalentamiento de sus neumáticos, que hicieron que Mercedes le llamara a boxes en la vuelta 18, sin darse cuenta de que ello les enviaba directamente tras el difusor de Max Verstappen. Seis vueltas en tráfico fueron suficientes para que Sebastian Vettel abriera hueco, parara en boxes y Ferrari clavara su salida del pitlane justo por delante de Verstappen y Hamilton. Ahí acabó la lucha por la victoria, teniendo que centrarse Hamilton en evitar que Valtteri Bottas, que paró mucho más tarde, tuviera opciones de luchar por el segundo puesto. El undercut ha muerto, larga vida al overcut.
La anodina carrera de Kimi Räikkönen llevó al finlandés hasta el cuarto puesto, por delante de Max Verstappen, único Red Bull en meta: Daniel Ricciardo vivió un via crucis en casa, reenganchándose a la prueba con dos vueltas de retraso y abandonando finalmente por problemas de motor. Los cinco de cabeza vivieron una carrera totalmente distinta al resto, con Felipe Massa siendo el mejor de los mortales tras superar a Romain Grosjean en la salida y romper motor el de Haas. Tras él, el hombre que más espectáculo dio en Albert Park, pues un precioso adelantamiento por el exterior a Carlos Sainz le valió a Sergio Pérez para terminar séptimo, por delante de los Toro Rosso de Sainz y Kvyat. Cabe destacar que el ruso hizo 33 vueltas con el neumático ultrablando y los hombre de Faenza pidieron al madrileño que dejara pasar a su compañero para intentar atacar a Pérez, finalmente intercambiándose de nuevo las posiciones antes de la bandera a cuadros.
Esteban Ocon cerró la zona de puntos al acabar en la décima posición que durante buena parte de la carrera ocupó Fernando Alonso. El de McLaren se tiró tres cuartas partes de la prueba conteniendo al joven galo, pero a cinco vueltas del final y con Hülkenberg acechando a ambos un problema de suspensión permitió que ambos le superaran, optando McLaren por retirar el coche. Al menos Stoffel Vandoorne sí vio la bandera a cuadros en 13ª y última posición, tras Antonio Giovinazzi. Entre los otros abandonos aún no mencionados, los de Jolyon Palmer y Lance Stroll por aparentes problemas de frenos (el canadiense ya marcó su carrera con un plano en la salida) y los de Kevin Magnussen y Marcus Ericsson por otros tipos de averías.
Foto | Scuderia Ferrari