Muchos de los lectores de Diariomotor han jurado amor eterno a esa filosofía de deportivo ligero que cada vez corre más riesgo de extinción con la electrificación masiva de la industria automotriz. Si en el pasado fueron las marcas británicas las grandes representantes de este tipo de esquemas de deportivos con chasis muy ágiles y motores de tamaños contenidos para así conseguir una relación peso-potencia lo más ajustada para que se disfrutara a su volante y los tiempos correspondieran a dicha diversión.
En este sentido, el Alpine A110 sigue siendo uno de esos últimos representantes de una especie que cada vez cuenta con menos ‘especímenes, por lo que cada vez que se ve al deportivo francés ser exprimido sobre el asfalto, a más de uno se le escapa una lagrimita de amor y respeto por ese ADN tan puro. Sébastien Loeb no se ha podido resistir a ello y la próxima semana disputará el Rallye Mont-Blanc Mozine con la versión GT+ que tiene en propiedad el equipo de Ludovic Godard, la perfecta oportunidad para ver hasta dónde llega el potencial en manos expertas de este tracción trasera de rallyes.
No lo tendrá fácil el alsaciano a tenor de la gran armada de Rally2/R5 que habrá delante y las previsiones meteorológicas que anuncian lluvias y condiciones deslizantes, pero tras meses alejado de su especialidad, el nueve veces Campeón del WRC está deseando disfrutar de nuevo en las carreteras galas con su pareja, Laurène Godey haciendo una vez más las labores de copiloto.
En cuanto al Alpine A110 GT+, se trata de una revisión realizada por Signatech del modelo R-GT que ya hemos visto por ejemplo en España en manos de Jorge Cagiao o de Javier Pardo, en este caso con una versión extremadamente ancha para generar más carga en el tren posterior y poder entregar mejor la potencia sobre el firme, mientras que se ha reposicionado por ejemplo el radiador delantero ya que según el propio Loeb, la anterior versión dejaba pasar demasiado aire por la parte inferior del coche y esto aparentemente contribuía negativamente a alta velocidad.
En lo mecánico, se han cambiado el intercooler, la admisión, el sistema de escape y el turbo, consiguiendo además mejorar ligeramente la curva de par motor para que tenga una mejor respuesta especialmente en bajas. El propulsor sigue siendo en este caso el mismo, un motor de cuatro cilindros turbo de 1.8 litros con una caja secuencial de seis velocidades y entre 320-330 CV de potencia.
