Agosto es un mes de relajación teórica en el mundo del automovilismo, un parón que aprovechan algunos campeonatos para tomarse unas vacaciones o programar menos citas, en parte por el calor imperante y también por el hecho de ser el mes en que más potencial público toma sus días libres. En Diariomotor Competición no descansa la actualidad y tampoco lo harán las historias relacionadas con el deporte motor como demuestra la inauguración de esta «Semana de biografías», sección en la que se analizarán algunas peculiaridades y conceptos extraños de las carreras.
La historia del lunes no tiene un final feliz dentro de la competición pero tiene una reconversión de su protagonista. Markus Niemelä nació en 1984 y se metió en el karting con éxito a nivel finlandés, ganando dos campeonatos (entre ellos el nacional de Fórmula A) y llevándose el cartel de promesa junto a otros pilotos de futura fama como Toni Vilander, Jérôme d’Ambrosio, Ronnie Quintarelli y Renger van der Zande. Dos triunfos en campeonatos de Fórmula Ford y un subcampeonato en el certamen nórdico le llevaron a otros monoplazas, con una victoria por año en la Fórmula BMW alemana en 2005 y en la Fórmula Renault británica en 2006.
En ambos certamenes compartió parrilla entre otros con Nico Hülkenberg, Sébastien Buemi, Sergio Pérez y Sam Bird y contó con buenos equipos como los de Keke Rosberg y Mark Burdett). Empezó 2007 en la Eurocopa Fórmula Renault 2.0 en las filas del BVM Minardi, sumando un podio en Hungría antes de meterse en GP2 como sustituto de Sakon Yamamoto en BCN Competición. El salto del japonés al Spyker de Fórmula 1 dio la oportunidad a Niemelä, cuyo debut hace 12 años fue costeado por la compañía telefónica Sonera y la bebida energética Mad-Croc. Niemelä rozó la zona de puntos en un par de ocasiones con un coche difícil.
La falta de dinero y la fuga de una patrocinador le llevaron a llamar a otras puertas, abriéndose la del campeonato Atlantic norteamericano en otra vía de monoplazas. Niemelä ganó el campeonato como rookie en 2008, sumando solo dos victorias y siendo consistente en su desempeño en el Brooks Associates Racing. Su defensa del título en 2009 no fue nada bien, ya que acabó sexto con cambio de equipo incluido de Newman Wachs a Jensen MotorSport, lejos de los contendientes en su ex compañero Jonathan Summerton, John Edwards (campeón de Star Mazda que repitió coronación) y una Simona De Silvestro con la que el finlandés chocó en la cita decisiva en Laguna Seca.
Decidió entonces Niemelä hipotecarse y poner un precio de varios miles de dólares para continuar compitiendo, metiéndose en el peculiar y poco extranjero mundo del sprint car. Compitió durante varios años a caballos entre Finlandia y Estados Unidos, casándose con una Miss por el camino y afrontando cada evento como si fuera prácticamente el último. Niemelä corrió en varios campeonatos de sprint car, incluyendo el nacional estadounidense reglamentado por USAC, el popular Chili Bowl y una cita de la NASCAR K&N West en 2012, afrontando 2013 como un año definitivo para dar el salto a NASCAR y seguir con su sueño de velocidad.
Sin embargo, no solo se acabó su sueño sino también casi su vida. El eje del coche de Niemelä se partió en un fuerte accidente en el Perris Auto Speedway de California en noviembre de 2014, yendo directo hacia la valla de protección después de un salto. Inicialmente se pensó que sufrió una conmoción cerebral y pasó solo una noche en el hospital en Norteamérica, pero más adelante los médicos finlandeses detectaron que tenía una lesión cerebral y que su cráneo se había incluso reducido debido al impacto, forzándole a una retirada inmediata.
Con aún menos dinero y sin llegar a cumplir su voluntad deportiva, Niemelä tuvo que reengancharse a la vida útil de manera tranquila ya que el siguiente accidente de gran calibre podía matarle. Más allá del apoyo de su esposa y familiares encontró la calma financiera en la organización de eventos atléticos multitudinarios, en especial con la Color Obstacle Rush de colores parecidos a los del Holi indio. Rush Factory tuvo un volumen de ventas valorado en más de cuatro millones de euros en 2017 y su entrada en bolsa y éxito en seis países europeos ha dado a Niemelä una satisfacción económica y financiera que no había visto anteriormente.