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El día en que Stefan Bellof decidió que no quería vivir a la sombra de Ayrton Senna

A principios de los años 80 empezó a destacar en las categorías formativas de monoplazas un joven alemán llamado Stefan Bellof. En 1981 y tras ganar la Fórmula Ford 1600 alemana un año antes, fue tercero en el campeonato nacional de Fórmula 3 por detrás de Frank Jelinski y Franz Konrad, perdiéndose las dos primeras carreras de la temporada. A partir de ese momento no se bajó de la cuarta posición en las 9 carreras restantes a excepción de una, la última celebrada en Nürburgring después de salir desde la pole y tener problemas. A Bellof se le escapó el título por 11 puntos, habiendo optado a 40 puntos menos que sus rivales. La velocidad estaba ahí y acabó el año con cinco poles y tres victorias.

Bellof se inscribió para el Festival de Fórmula Ford de Brands Hatch, una carrera donde tendría que haber estado Ayrton Senna, pero finalmente el brasileño se volvió a Brasil porque en un inicio no iba a correr en Europa en 1982. Después de una carrera muy intensa, el alemán fue descalificado de su manga por varios toques con sus rivales. Bellof ya se había enseñado al mundo como un piloto muy carismático, rápido y agresivo. Fue entonces cuando delante de los medios, con un gran enfado, dijo: «deberíais de estar atentos a mis resultados, porque volveré el año que viene y ganaré mi primera carrera de Fórmula 2».

A finales de 1981 Bellof disputó un test en Paul Ricard con Maurer Motorsport. El dueño del equipo, Willy Maurer, colocó a su mejor piloto, Eje Elgh, para que sirviera de referencia. Ambos quedaron impresionados por el rendimiento del alemán y Maurer lo fichó para disputar la Fórmula 2 en 1982, recibiendo apoyo de BMW (que eran los motoristas del equipo) y con el propio Willy convirtiéndose en el manager de Bellof. La primera carrera de la temporada sería el BRDC International Trophy, disputado en el circuito de Silverstone. El alemán volvía a Inglaterra unos meses después de su encontronazo en el Festival de Fórmula Ford y tenía una promesa que cumplir. Hoy, en el día que tendría que haber sido su sexagesimo tercer cumpleaños, lo recordamos.

Una carrera complicada saliendo desde la novena posición

Pero las cosas no empezaron nada bien para Bellof ya que el Maurer-BMW tenía muy poca velocidad punta y tenía que forzar mucho en las frenadas y en las curvas para acercarse a los tiempos de los de cabeza. Consiguió el noveno mejor tiempo en la clasificación, mientras por delante Stefan Johansson y Johnny Cecotto copaban las dos primeras posiciones. Entre sus rivales se encontraban nombres como Corrado Fabi, Thierry Boutsen, Jonathan Palmer, Alessandro Nannini o Satoru Nakajima. Pero el 21 de marzo de 1982 la lluvia hizo acto de presencia en Silverstone, igualando las mecánicas y beneficiando el talento de los pilotos. Fue entonces cuando empezó la magia.

Johansson mantuvo la primera posición seguido de Carlo Rossi mientras que Stefan Bellof adelantó a dos coches en la primera vuelta de carrera. Los dos Toleman se mostraron muy competitivos en los primeros compases de carrera con Thierry Tassin en tercera posición. Otro que también estaba remontando era Thierry Boutsen, que rodaba cuarto después de adelantar a Frank Jelinski. Vuelta tras vuelta Bellof rodaba cada vez más rápido, con un coche que era nuevo para el. Antes de la vuelta 10, superó a Cecotto para situarse en sexta posición mientras por delante Tassin se colocaba primero tras adelantar a Rossi y a Johansson.

Algunos pilotos, entre los que se encontraba el sueco de Spirit, entraron a montar neumáticos intermedios, con la pista empezando a secarse. Poco después y en su afán por recuperar posiciones, Johansson se tocó con Pascal Fabre en la chicane y ambos abandonaron. Esto hizo que Bellof subiera hasta la cuarta posición, por detrás de su rival en la Fórmula 3 alemana el año anterior, Frank Jelinski. Rossi se colocó líder de carrera pero sufrió un trompo al intentar doblar a otro competidor que le relegó hasta la cuarta plaza, dejando al alemán de Maurer ya en posiciones de podio.

Ritmo endiablado y seguridad en los adelantamientos

Rápidamente Bellof llegó a contactar con los dos primeros clasificados, demostrando que era el piloto más rápido en pista. Poco o nada le importaba su inferioridad mecánica, con la pista delicada era capaz de sacarle más partido que nadie al coche. Lanzándose por el interior en la chicane, Bellof superó a Jelinski pero con mayor inercia su compatriota le devolvió el adelantamiento. Una vuelta más tarde, Bellof volvió a intentarlo pero esta vez por el exterior en Maggotts, teniendo el interior en Becketts y asegurándose la segunda posición. Solo quedaba un objetivo más: Thierry Tassin.

Aprovechando un cambio más lento de lo normal, Bellof consiguió un poco más de velocidad y superó al belga para culminar su remontada desde la novena posición. Con aire limpio, nadie pudo igualar el ritmo del alemán, que además se benefició de algunos problemas de sus rivales. Como había prometido el año anterior, en 1982 ganaría su primera carrera de Fórmula 2, algo que se podía intuir debido al gran talento que había mostrado, pero que pocos habrían apostado a que lo lograría en su primera carrera y saliendo desde la novena posición. Ese año ganaría una carrera más, en Hockenheim, para ser cuarto del campeonato. Tassin fue segundo en Silverstone, pero acabaría siendo descalificado, dejando a Satoru Nakajima y a Giuseppe «Beppe» Gabbiani como segundo y tercer clasificado.

El debut de Stefan Bellof en la Fórmula 2 asombró al automovilismo. Un piloto rapidísimo y talentoso, muchas veces comparado con su contemporáneo Ayrton Senna. Pero igual que el brasileño, el alemán se fue de este mundo antes de lo que debería tras un accidente en Spa, con un contrato para correr con Ferrari en 1986 después de dos complicados años en Tyrrell. Además de ser el maestro del Porsche 956, Bellof demostró siempre ser muy bueno en agua, como demostró en el Gran Premio de Mónaco de 1984. Una fama que empezó en este International Trophy de Silverstone, donde como hombre de palabra, cumplió la promesa que había hecho a los periodistas británicos un año antes. El resto, ya es historia…

Foto | stefan-bellof.de

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Víctor Forner

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