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The Monégasque Job: así fue el otro gran robo protagonizado por los MINI Cooper S en el Rallye Monte-Carlo

Estando en el Rallye de Monte-Carlo Histórico y viendo el majestuoso Citroën DS21 inscrito, fue imposible recordar en las charlas animadas y apasionadas de los allí presentes que esa edición de la prueba monegasca estuvo marcada por la polémica. Sin ser todavía valedero para el Mundial, la cita europea tenía como protagonistas a los MINI Cooper S pilotados por Paddy Hopkirk, Timo Mäkinen y Rauno Aaltonen, los mismos coches británicos que habían dominado las ediciones de 1964 y 1065 en los dos primeros triunfos de los que podía haber sido una racha de cuatro consecutivos y una demostración absoluta de fuerza que pasara a la historia.

Al parecer, en aquella ocasión, el reglamento particular de la prueba contaba con un Apéndice J que había sido revisado, prohibiendo entre otras cosas que los pilotos del Grupo 2 pudieran utilizar más de seis focos o con la obligación de emplear faros estándar. Con la normativa en un perfecto francés y a pesar del escrutinio previo de los responsables del RAC, los equipos británicos (los tres Cooper y los dos Lotus Cortina y el Hillman Imp de Rosemary Smith, de la que ya hemos hablado en el pasado) no cayeron en este cambio y nadie les advirtió sobre ello, por lo que los MINI Cooper S montaron los tradicionales faros con bombillas de vapor de yodo y un único filamento que ya emplearon en 1965, en lugar de las de vidrio de doble filamento que montaban los coches de producción.

Todos los autos británicos fueron descalificados y aún no me queda claro por qué ocurrió todo el incidente. Timo Mäkinen, mi buen amigo, fue el primero, con Roger Clark, yo y Paddy Hopkirk detrás. Y creo que terminamos alrededor de las 2 pm. A las 8 pm, el teléfono suena desde mi habitación y me llamaron a la oficina de los comisarios alrededor de las 9 pm. Así que fui, y allí estabamos Timo, Paddy, Roger y yo sentados allí. Una señora entra y nos dice que esperemos un rato. Luego viene un hombre, vestido con un traje negro oscuro, una corbata nueva y una camisa blanca. Incluso tenía maquillaje, creo. Nos mira sin darnos los buenos días y dice ‘estáis descalificados’, y se da vuelta.

Intransigentes, los comisarios del Royal Automobile Club de Mónaco apuntaron a los pilotos de MINI que se encontraban descalificados por no utilizar los faros estándar y sí las típicas ópticas amarillas que empleaban en gran parte los vehículos franceses que salían de serie y que permitían ser menos deslumbrantes y además mejorar la visibilidad en condiciones de niebla. El propio Hopkirk no se lo podía creer. A pesar de las reclamaciones de los pilotos de BMC, los comisarios seguían sacando una y otra vez distintas excusas para dejarles fuera de carrera tras revisar durante horas para encontrar cualquier tipo de disconformidad técnica en los Cooper S. Los resultados al final del rallye arrojaban la victoria de Timo Mäkinen conduciendo un Mini-Cooper de British Motor Corporation, seguido por Roger Clark (Ford Lotus Cortina), Rauno Aaltonen y Paddy Hopkirk, ambos también con MINI.

Paddy Hopkirk dijó en voz muy alta: ‘Señor, discúlpeme, explíquenos por qué estamos descalificados’. El hombre respondió y comenzó a reírse dice: ‘Ah. No tenías luces amarillas ‘, y dice ‘estás fuera’. Se nos dice que esperemos por un tiempo otra vez y luego viene el mismo hombre otra vez y él dice: ‘Estás descalificado’. Una vez más, Paddy le pide que explique por qué. Y él dice: ‘La vía era demasiado ancha’. Una razón diferente que encontraron en siete minutos «. Dejé el coche en el parc fermé y se puso muy rojo cuando le dije eso. Entra una dama y ella nos dice que esperemos, y él entra de nuevo y dice: ‘usted está descalificado’. Paddy pregunta, ‘¿por qué? Él dijo: ‘tus luces de cruce no son correctas’. Desapareció y se quedó así. Tenían que encontrar una razón para descalificarnos.

Meses más tarde, en un restaurante cercano a la sede del rally, un camarero se acercó al piloto finlandés y le apuntó que aquel 20 de enero, los organizadores de la prueba se habían sentado a comer en ese mismo restaurante y que entre copa y copa llegaron al acuerdo de que los MINI Cooper S debían ser descalificados, permitiéndole a Pauli Toivonen heredar la victoria al volante del Citroën DS21, recuperando la victoria para los coches franceses que llevaban sin vencer en Monte-Carlo desde 1959 con el DS19. Aaltonen se cobraría la revancha solo unas semanas después, ganándole la partida al gran Ove Andersson y llevándose su primera victoria en la icónica cita, la cual se sumaba a otras ocho conseguidas en el ERC en lugares de excepción como Polonia, RAC o el 1.000 lagos.

En diciembre, cuando estaba practicando para el rally, fui a un restaurante cercano y el dueño corrió hacia mí. Dijo: ‘¡Rauno, algo terrible ha sucedido!’ Pregunté el qué y él dijo que los organizadores de Monte Carlo estaban en el restaurante el domingo anterior para el almuerzo y que, después de un par de brandis, decidieron descalificar a todos los conductores británicos. Este era el contexto, así que estaba preparado, y por eso dejé mi parque en anticipación a la dificultad. Sin embargo, no anticipamos que seríamos descalificados.

Fotos | BMW Group

Vía | Motor Sport

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Iván Fernández

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