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"Tirar del cable" le cuesta a un piloto de la NASCAR el patrocinio para su coche en los circuitos reales

Son semanas en la que los pilotos y equipos tratan de mantenerse activos, no solo en lo que se refiere a la maquinaria mediática, sino también a la propia competitividad entre los pilotos. Hasta este momento, una buena parte de los deportistas elegían el competir en sesiones privadas o dejarse ver de vez en cuando en carreras oficiales de algún campeonato, en las que precisamente compartían parrilla con pilotos amateurs u otras referencias dentro de los eSports. Sin embargo, muchos campeonatos han tenido a bien la particularidad de implicar a gran parte de sus competidores a través de pruebas creadas exprofeso con el objetivo de llenar este vacío de carreras de las próximas semanas. Algo que sin duda ha salido bien en algunas ocasiones, pero en otras, como en el caso de la eNASCAR, se ha torcido.

Y es que, si en otras ocasiones hemos visto que los pilotos se agarran unos buenos enfados en la pista, esto no ha cambiado en lo referente a las carreras. Hace unos años vimos el caso de Scott Speed, el cual empezó a comportarse de forma anti-deportiva en las carreras dentro de iRacing, llegando incluso a ser baneado tras los reportes de otros pilotos. El caso adquirió tal magnitud que incluso el estadounidense tuvo que dar explicaciones a través de redes sociales, aprovechando posteriormente el foco mediático junto al popular simulador para sacar algo de provecho de la experiencia.

Ahora, años después, el piloto de Richard Petty Motorsports, Bubba Wallace, incluso se superó después de su actuación estelar este fin de semana en la cita que se disputaba en el Speedway de Bistrol dentro de la eNASCAR iRacing Pro Invitational Series. Después de un enganchón con otro competidor en pista, Wallace detenía su coche en mitad de la pista, decidiendo tirar de botón para regresar a boxes y posteriormente hacerse un “Alt+F4” de manual.

Vamos, que Bubba hizo lo que actualmente se conoce como “Rage Quit”, o lo que en castellano sería un “tirar del cable”, para abandonar la competición mientras se quejaba del pilotaje del otro competidor, el cual no era otro que Clint Bowyer, el cual le había enviado contra el muro para enfado desmedido por parte de Wallace cuando apenas se llevaban disputadas 11 vueltas de las 150 programadas.

Lo que en muchas ocasiones se queda como un cabreo en la intimidad, se pudo ver a través del streaming en Twitch que en esos momentos enfocaba la habitación de Bubba, por lo que no había excusas posibles acerca de la salida del competidor de la sala.  El “Por eso no me tomo esta mierda en serio” que espetó Wallace no gustó a sus patrocinadores, menos aún después de ver que la retransmisión oficial estaba consiguiendo un más que digno millón de espectadores. La situación fue incluso a peor, ya que Bubba no dudó a la hora de responder las múltiples interacciones que estaba recibiendo a través de sus redes sociales con un: “Bahaha. Me estoy partiendo con las menciones ahora mismo. He arruinado muchos días a las personas saliendo de un videojuego. Bahaha. Un videojuego. La maldita vida en cuarentena es dura”.

Blue-Emu se lo había tomado mucho más en serio. Patrocinador del equipo de Richard Petty desde 2005, la compañía de productos para aliviar el dolor anunciaba su decisión inmediata de cesar el patrocinio a Bubba con un Tweet igual de contundente que las opiniones del piloto: “Bye bye Bubba. We’re interested in drivers, not quitters”. Posteriormente, uno de los directivos explicaría que esta decisión solo implica a Wallace, mientras que el otro compañero de equipo seguirá contando con el respaldo del sponsor:

¿Te imaginas si lo hace en la vida real en una pista?… Solía ​​trabajar en NASCAR y no vas a encontrar el retorno dólar por dólar de la inversión que estábamos obteniendo. Pensamos que esto (las carreras virtuales) era una bendición disfrazada para nosotros. Pero luego descubres que no estás patrocinando a un piloto de NASCAR, usted está patrocinando a alguien como mi hijo de 13 años que rompió su mando jugando a un juego en el que construye casas

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Iván Fernández

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