Era el último equipo en este carrusel de presentaciones que iba a enseñar su nuevo monoplaza. Los problemas sufridos durante el filming day del miércoles obligaron incluso a que dicho acto, ya en el Circuit de Barcelona-Catalunya se retrasara 90 minutos (Renault ha requerido dicha unidad de potencia a sus talleres para estudiar la anomalía). No habría más sobresaltos y Carlos Sainz y Daniil Kvyat destapaban el nuevo STR12 con puntualidad en el pit lane del trazado catalán.
Los de Faenza mostraban entonces un monoplaza completamente distinto en cuanto a sus tradicionales colores. El Toro Rosso estrenaba librea, combinando colores plateados, con rojo y azul, en clara referencia a los colores que utilizan las latas de su popular bebida energética (se rumorea que será la que utilicen todos los monoplazas en las categorías inferiores que estén bajo el paraguas de la firma austríaca). Servirá obviamente para distinguir mejor a simple vista al STR12 del coche de la escudería matriz, el Red Bull RB13 que se presentaba hace sólo unas horas con un diseño aerodinámico rompedor.
Algo más conservador el Toro Rosso que también cuenta con aleta de tiburón y morro redondeado, al más puro estilo W08. El trabajo en los bargeboards y deflectores laterales parece menor que en otros casos como el propio Mercedes, Ferrari o McLaren, aunque sí se aprecia un alerón delantero muy evolucionado. Menos branquias, líneas más limpias y marcadas, pero con la esperanza de que el propulsor Renault les vuelva a permitir luchar por los puntos con asiduidad, después de haber sufrido en carrera durante la temporada 2016 debido a la escasa potencia de la unidad de potencia del Ferrari’15. El alerón trasero por su parte, sigue con la filosofía monosoporte que tan de moda se ha puesto en estos monoplazas de 2017.
Nueva temporada, nuevas esperanzas y dos pilotos ya afianzadas que ven 2017 como una oportunidad para despuntar y optar a fichar por equipos mayores que les permitan luchar por nuevos objetivos en sus carreras deportivas. Toro Rosso, y especialmente sus pupilos, tienen hambre de cosas mayores, ahora sólo falta que la mecánica esté a la altura.