Con la primera sesión clasificatoria completada, puede decirse que Toyota mantiene por el momento la posición de favorita para lograr esa victoria que se les escapó el año pasado en las 24 horas de Le Mans. Sus dos victorias en Silverstone y Spa-Francorchamps avalan al equipo japonés y con el evolucionado TS050 Hybrid LMP1 parecen estar preparados para una cita con la historia, buscando batir a sus rivales de siempre de Porsche. Queda en el recuerdo el final del año 2016 pero también los reventones de 1999 y los problemas técnicos de principios de los años 90. No en vano es Toyota el fabricante con más segundos puestos -cinco- y más pole position -dos- sin haber ganado las 24 horas de Le Mans.
Está claro que en Le Mans puede pasar de todo, siendo la propia Toyota el mejor ejemplo de ello. El año pasado parecía estar todo hecho pero en el último momento un problema técnico les dejó con la miel en los labios. También en 2014 pudo haber llegado el triunfo pero la ausencia de un tercer coche pesó fuerte el año que más fuertes estuvieron. Pero también en 1999 hubo opciones de ganar y tres reventones en sus tres coches acabaron con sus opciones. En veinte ocasiones ha habido motores Toyota en las 24 horas de Le Mans, siendo la primera de ellas en 1975 y como propulsor de un Sigma.
Pero si se habla de historia de Toyota en Le Mans, es imposible olvidarse de las dos grandes series que han marcado la vida deportiva de la marca en la cita francesa. Las siglas «C-V» y «TS» en sus distintas versiones marcan lo que es la historia reciente de una de las marcas más importantes que han pasado por la mítica prueba gala, siendo seguramente la más competitiva sin haber logrado nunca el ansiado triunfo que tan cerca les quedó en la edición de 2016. A lo largo de sus veinte participaciones -sea como proveedor de motor o fabricante de chasis y propulsor-, han vivido todo tipo de historias con máquinas muy distintas.
La primera vez que Toyota apareció en las 24 horas de Le Mans fue en la edición de 1975, proporcionando el motor al Sigma MC75 que pilotaban Hiroshi Fushida y Harukuni Takahashi. El coche no tuvo una gran actuación en la prueba francesa, siendo el décimo coche en retirarse de la misma. Pero para Toyota, fue el primer paso en lo que iba a convertirse en el gran desafío deportivo a lo largo de las décadas. Más de treinta años después, la victoria aún no ha caído de su lado y de hecho la única marca nipona en lograr imponerse fue Mazda en 1991… irónicamente en un año en el que Toyota no compitió.
Las cosas comenzaron a cambiar cuando Toyota se asoció con Dome y TOM’S en sus proyectos deportivos de los años 80. En realiad, no fue hasta diez años después de su primera aparición en Le Mans, cuando volvió a La Sarthe. Con Satoru Nakajima, Masanori Sekiya y Kaoru Hoshino, el TOM’S 85C-L completó la carrera por primera vez para la marca, firmando una nada despreciable duodécima posición, algo que tardó años en igualarse por los problemas de fiabilidad a medida que se iba encontrando cada vez más velocidad. En 1990, el Toyota 90C-V ocupó la sexta posición que era el mejor resultado histórico hasta el momento.
El cambio de normativas de los prototipos de resistencia obligó a Toyota a replantear su estrategia técnico-deportiva, lo que les llevó a no participar en la edición de 1991 antes de hacer debutar el espectacular TS010 en 1992. Con varios conceptos aplicados tras mostrarse exitosos en coches de otros equipos, la nueva máquina japonesa logró finalizar en segunda posición a seis vueltas del vencedor. Era el primero de los cinco segundos puestos que la marca ha logrado en un espacio de veinticinco años. Curiosamente, entre 1992 y 1994 compartieron pista el primer «TS» con los últimos «C-V» que aún lograron otra segunda posición en la última participación de los prototipos ese último año.
La década de los 90 comenzó con la interesante dualidad de los Toyota de la categoría C1 con los TS010 y la categoría C2 dedicada para los antiguos coches del Grupo C adaptados a los tiempos modernos. Sorprendentemente, los japoneses lograron una evolución impecable de los coches de serie C-V y en 1994 el 94C-V logró una nueva segunda posición. Era el fin de una era puesto que la FIA y el ACO caparon el desarrollo de los prototipos y para 1995 el mundo de la resistencia pasó a centrarse en los GT’s. Aún así, Toyota no iba a dejar de competir en Le Mans aunque sus opciones serían mucho más limitadas.
Entre 1995 y 1996, Toyota apoyó dos proyectos distintos con el objetivo de descubrir cual era el mejor camino para seguir buscando el triunfo en Le Mans. A un lado se trabajó en una versión de competición del popular Toyota Supra que logró ser décimo cuarto en la primera de sus dos participaciones en las 24 horas. Mientras tanto, al otro lado se desarrolló un coche junto con SARD, el MC8-R. Basado en un MR-2 de calle pero construido como coche de carreras de raza, su rendimiento demostró que la mejor opción era la de fabricar primero y homologar después para calle una máquina de competición. Aunque el SARD MC8-R no logró grandes resultados, sentó las bases de lo que iba a ser el siguiente gran proyecto.
Otro de los grandes momentos de Toyota en las 24 horas de Le Mans llegó a finales de la década de los 90 con el debut del espectacular y venerado TS020, más conocido como GT-One. La edición de 1998 fue algo más complicada al tratarse del primer año de la nueva máquina pero en 1999 se logró entrar en la lucha por la victoria aunque los tres coches sufrieron sendos pinchazos. El último fue especialmente dramático puesto que Ukyo Katayama era el más rápido en pista e iba camino a alcanzar al BMW que ocupaba la primera posición. Finalmente se llegó a una nueva tercera posición.
El retorno de Toyota a Le Mans se produjo en 2012, trece años después de su última participación en la mítica carrera aunque en 2011 los Rebellion habían usado ya motores provenientes de los Lexus del Super GT. De forma inmediata, el TS030 se mostró competitivo y en 2013 llegó en segunda posición por cuarta vez en la historia de la marca. El TS040 parecía destinado a ganar en 2014 pero problemas técnicos acabaron con el sueño mientras un accidente relegaba a la máquina superviviente a la tercera posición. Finalmente y tras un 2015 débil, el año pasado se volvió a optar a una victoria que estuvo a punto de caer… pero que se desvaneció a cinco minutos del final. En 2017 hay una nueva opción y esta vez parece estar más cercana que nunca. Porsche busca la décimo novena; ¿logrará Toyota la primera?