Es parte de la historia del Mundial de Fórmula 1. Queda muy lejos aquella época en la que el campeonato estaba abierto a inventos tan revolucionarios como era el caso del Tyrrell P34 de tres ejes o el más que conocido ventilador del Brabham BT46B que no duró demasiado tiempo. Del segundo podemos hablar prácticamente en presente ya que Gordon Murray se empeñó en que su último gran deportivo lo incorporara en su diseño. Del segundo, con joyas como esta OnBoard que os traemos, sin duda también está muy presente en la memoria de los aficionados, tanto de los pasados, como de los más vigentes.
El Tyrrell con seis ruedas visitó hace no mucho el trazado de Zandvoort, circuito que en la actualidad acoge uno de los Grandes Premios del Campeonato del Mundo de Fórmula 1. El responsable de esas manos que se ven corregir a cada mínimo movimiento no es otro que el estadounidense Jonathan Holtzman, el mismo responsable de que este concepto haya vuelto a nuestros días después de encargar la creación de dos unidades del P34 debido a que no había ninguna disponible para su compra.
Y el resultado es el que veis. Una de las máquinas más raras jamás creadas para la competición. Una demostración de lo retorcidas que pueden llegar a ser las mentes de ingenieros, diseñadores y mecánicos a la hora de buscar ese desenfreno que te lleve a la victoria, a ser más rápido que tu rival, a frenar más tarde, a girar de forma más efectiva, a ver la bandera a cuadros antes y saborear el amargo baile de las burbujas de champán que endulza el paladar cuando lo descorchas desde lo más alto del podio.