Con un beso de despedida con uno de los amores más puros que podemos encontrar en este planeta, el que siente el piloto por su máquina de carreras. Así es como le dijo «hasta la vista» Vanina Ickx a su Gillet Vertigo dentro de las instalaciones de DHL en Bélgica encargadas de toda la logística que suponía enviar el vehículo hasta Estados Unidos de cara a que el próximo fin de semana, el fabricante centroeuropeo disfrute de su particular 25º cumpleaños en la Subida Internacional a Pikes Peak.
De un rojo impoluto, montada en una de las plataformas de transporte de la compañía de paquetería alemana y con una estética que cambiaba mucho respecto a lo que habíamos visto hasta ahora en los bocetos y en la primera presentación del Concept Car. Han sido muchos meses de trabajo en los talleres de Gembloux hasta completar con un proyecto que ha ilusionado y estresado a partes iguales a los hombres de Tony Gillet.
El único fabricante belga de automóviles ya no tiene marcha atrás. Aquella loca aventura iniciada en el otoño de 2017 culminará este fin de semana en Colorado, con el regreso de Vanina al volante de un vehículo de competición en cuyo desarrollo curiosamente ha participado el gran candidato a la victoria este año en la Subida a Pikes Peak, Romain Dumas. El francés, que no podrá repetir la heroica de ganar Le Mans y el PPIHC en la misma semana tal y como sucedió en 2016, es una pieza fundamental en este reto de Gillet. Además de ser su equipo el encargado de darle la cobertura mecánica en Estados Unidos, el propio Dumas se ha encargado de ser el consejero de Vanina e incluso se subió en uno de los test en el Vertigo para ayudar en su puesta a punto a pesar de su doble contrato con Volkswagen Motorsport y Porsche.
Gillet presume de ser uno de los fabricantes que nunca ha tenido miedo a innovar. Hace un cuarto de siglo crearon un chasis de fibra de carbono, estableciéndose como uno de los precursores de ello, mientras que ahora han sido ellos los mismos que han apostado por realizar la carrocería con fibras de lino, técnicas que también están barajando otras icónicas marcas como Aston Martin o Porsche y que incluso la empresa que participa en el proyecto de Pikes Peak está intentando atraer a la Fórmula E para el futuro.
Gracias a esta decisión, el peso total del conjunto se reduce a apenas 925 kilogramos para los 380 CV de potencia que eroga el motor TSI de 2.0 litros de origen Volkswagen. El chasis del Vertigo Pike X Peak es precisamente el mismo de la primera generación, una especie de tributo a los 25 años de vida de Gillet que además ha permitido que este vehículo se parezca mucho a la versión GT3 que encandiló a muchos en el pasado.
Por su parte y para los coleccionistas interesados en sumar a sus propiedades unidades únicas de competición, el coche se espera que sea subastado o vendido a finales de este mismo año, una opción que tomará el fabricante en detrimento de preservarlo debido a que quieren en parte recuperar la inversión de casi medio millón de euros que ha costado el proyecto completo y en la que han participado hasta 25 mecenas privados a los que se les espera devolver el dinero. Honradez y un trabajo bien hecho para cumplir con un sueño, el de competir en una de las que según Tony Gillet es una de las cuatro carreras más importantes del mundo.
Fotos | Vanina Ickx, Automobiles Gillet y Albert Gerard