¿Es éste el doblete más agridulce para Ferrari desde el Gran Premio de Alemania de 2010? Rara vez una prestación tan sobresaliente genera tanto malestar y debate. Sobre todo cuando en esta ocasión se produjo precisamente por no aplicar órdenes de equipo. Sebastian Vettel explotó al máximo en Marina Bay una estrategia favorable y arrebató a su molesto compañero de equipo Charles Leclerc la que podía ser su tercera victoria consecutiva.
Desde la misma salida Sebastian Vettel se lanzó a por Lewis Hamilton en busca de completar el doblete de Ferrari, que en Singapur confirmaba su mejora pese a tratarse de un trazado totalmente distinto a Spa-Francorchamps y Monza. Ello, unido al ritmo lento impuesto por Charles Leclerc desde la cabeza de carrera auguraba movimiento cuando llegara el momento de las paradas en boxes. Pero pocos se esperaban el desenlace. Buscando superar a Lewis Hamilton, Sebastian Vettel entró primero. Y en un trazado largo, unido al ritmo cansino de Leclerc, se zampó a su compañero de equipo, que salió tras él.
Quedaba por ver qué hacía Lewis Hamilton, dado que Mercedes prefirió seguir su propia estrategia sin mirar a los rivales y permanecer en pista. Sin embargo, las seis vueltas extra fueron insuficientes, cayendo incluso por detrás de Max Verstappen y con Valtteri Bottas levantando para no enfrentarse a su jefe de filas. Nos quedará siempre la duda de qué hubiera podido ocurrir de haberse mantenido en pista un tiempo más, pues los Ferrari empezaban a encontrar tráfico, con la consecuente pérdida de tiempo, cuando Lewis Hamilton realizó su parada… Aun así hay que reconocer que Vettel estuvo muy bien a la hora de superar a los Stroll, Ricciardo o Gasly, éste con una maniobra al límite.
Desde el mismo momento en que Charles Leclerc salió por detrás de Sebastian Vettel el monegasco no dudó en dejar claro su descontento por radio. Al equipo y al público en general, pues hoy los pilotos son plenamente conscientes de que sus mensajes son escuchados. Sin embargo hay que reconocerle al monegasco que fue leal y en ningún momento trató de hacerle a Sebastian Vettel la de Bahréin. El doblete primaba. La lucha por el Mundial hace tiempo que acabó. Y si Vettel no decide dar un paso atrás, Ferrari necesita recuperarlo para la causa. En un pequeño periodo de bonanza estaba más que justificado dejar las cosas como estaban y que el alemán obtuviera su primera victoria del año.
La segunda mitad de la carrera fue un pequeño carrusel de coches de seguridad, sin que ninguno de ellos pudiera alterar las posiciones de cabeza. El enganchón entre el recién renovado Romain Grosjean y George Russell, que abandonó por primera vez, la retirada de Sergio Pérez o el toque entre Daniil Kvyat y Kimi Räikkönen tras una optimista maniobra del ruso regruparon a los cinco hombres de cabeza pero no nos ofrecieron batalla por la victoria el podio, resignada Mercedes ante su error estratégico a acabar cuarto y quinto.
Mucho más movida y entretenida fue la carrera por detrás. Las variantes estratégicas nos ofrecieron una escena tan poco típica como ver a Antonio Giovinazzi liderar el GP con su Alfa, si bien el mejor del resto fue Lando Norris beneficiado por el choque entre su compañero Carlos Sainz Jr. y Nico Hülkenberg. Ahí se esfumaron las opciones del madrileño, que intentando buscarle las cosquillas a Alexander Albon terminó dando alas a Hülkenberg en una maniobra optimista… Lance de carrera en todo caso muy doloros para él, pues el alemán sí logró remontar hasta el noveno puesto, tras Pierre Gasly.
Cerró la zona de puntos Giovinazzi pese a una sanción de diez segundos por acercarse en exceso a una grúa en pista, penalización que indignó a muchos recordando cómo se hizo la vista gorda con la salida de pista de Lewis Hamilton en Hockenheim bajo bandera amarilla. Que el italiano no perdiera el punto también respondió a la terrible gestión de neumáticos, una vez más, de los Haas, con Grosjean 11º y Magnussen 17º.
La Fórmula 1 abandona Singapur con la sensación de que pese a la reacción roja, todo esto no es más que un prólogo de lo que vendrá en 2020. Y la resurrección de Sebastian Vettel, aún fortuita, no es sino un ingrediente más necesario para que al fin veamos una batalla total por el título. Mientras tanto Lewis Hamilton y Mercedes siguen gestionando. Raro será que entre Japón y México no tengan ya mucho que celebrar.
Foto | Scuderia Ferrari