El guion en Nürburgring se saltó el crudo final de las 24 Horas de Le Mans, pero siguió siendo un golpe duro para los miembros del equipo. Desde Toyota GAZOO Racing ya advertían horas antes sobre las dificultadas que le podría deparar una cita como esta. No obstante, en las dos ediciones anteriores las cosas no les habían sido muy favorables a la estructura nipona en la cita germana, la que puede ser considerada la otra prueba de casa para ellos debido a la proximidad de Colonia, localidad en la que se encuentra el mastodóntico completo de TMG.
Los pilotos ya avisaban el viernes. Con la llegada del Kit de Alta Carga Aerodinámica de los Porsche 919 Hybrid LMP1, se esperaba que las victorias claras de Toyota en Silverstone y Spa-Francorchamps (incluso el ritmo mostrado durante los días previos a las 24 Horas de Le Mans) por parte de los TS050 no fueran representativas en el Circuito de Nürburgring. Así parecía comenzar la historia el viernes. Los Porsche arrasaban en las dos primeras sesiones de entrenamientos libres, mientras que el buen resultado en la práctica mañanera del sábado y en especial, la pole position, daba alas a Toyota, la cual buscaba un buen resultado que les permitiera además de recortar la desventaja en la general, también para curar en cierta forma el amargor que produce el verse como el coche más rápido y quedarte antes de la medianoche sin opciones de victoria en La Sarthe.
Anthony Davidson comenzaba siendo realista, era un fin de semana de contención de daños. Sin embargo, el esperanzador sábado les permitía soñar con algo más, quizás con uno de los LMP1 del gigante asiático luchando por el triunfo. Incluso desde el equipo dejaban entrever que Porsche se había dado cuenta que era difícil batir a los TS050 a una vuelta, concretamente a un Kamui Kobayashi en estado de gracia y un Pechito López que empezaba a asomar la cabeza tras un comienzo en la resistencia muy duro.
Pole Position y mirando al cielo. Todos somos conscientes de la incertidumbre meteorológica que siempre rodea a la región de Eifel, y más aún respecto al Infierno Verde y a su variante GP. Una espesa niebla y una ligera llovizna daban la bienvenida al incesante goteo de experimentados aficionados alemanes y centroeuropeos que se acercaban a primera hora de la mañana a la, muchos de ellos únicamente para rodar en Nordschleife, completamente ajenos a la presencia del Mundial de Resistencia en el trazado moderno de Nürburgring.
Aun así, la recta principal lucía espectacular y los varios centenares de espectadores que esperaban pacientemente el Grid Walk pudieron aguantar el siempre caprichoso verano de Alemania. Las opiniones eran diversas. Algunos pilotos querían agua, desde la parte técnica, la gran mayoría esperaba una carrera estratégicamente complicada, algo que finalmente no sucedería. En la salida llegaba el primer sobresalto, en Toyota fue inevitable contener de nuevo la respiración al ver al TS050 LMP1 #8 rodar muy lento. Los fantasmas volvieron a llamar la puerta cuando a velocidad constante el Toyota empleaba la electricidad de sus baterías para llegar de forma lenta a boxes y tratar de salvar el fin de semana. Buemi llegaba como podía al pit lane, mientras que el resto del pelotón se veía obligado a acometer una resalida.
Estaba claro que el problema en el motor de combustión interna (finalmente el fallo se encontraba en la bomba de combustible) acababa de dar un vuelco a la carrera. Ya sin lluvia y con las previsiones de precipitaciones retrasándose hasta tal punto de no amenazar el desarrollo normal de las 6 Horas de Nürburgring, la estrategia de Toyota, e incluso la de Porsche se había ido completamente al traste. Sólo quedaba uno de los TS050 para contener los ataques del 919. Parecía claro que, si no lograba marcharse en las primeras vueltas, era aquí la velocidad de los otros locales, los de Stuttgart, la que se iba a imponer.
Sin opción a pasar en pista, quedaba claro que el movimiento se produciría en boxes. Lotterer, con el segundo Porsche parecía tener más ritmo, e incluso no dudaría en mostrarse en varias ocasiones. Sería en boxes el lugar en el que se produciría el definitivo adelantamiento de la victoria. Con opciones de undercut, la parada con una vuelta de diferencia agitó el avispero y finalmente obligaría también al Toyota a parar junto al Porsche restante.
Mientras que el #8 remontaba posiciones para tratar de llegar a tiempo para ser cuartos, el #7 se veía adelantado por los dos 919 Hybrid y la sensación es que poco podría hacer por recuperar la posición. Se le escapaba el tercer triunfo de la temporada a Toyota, con una renta que fue creciendo de forma paulatina hasta superar el minuto ya con Pechito al volante. El equipo identificó a posteriori los problemas en la unidad de Conway/Pechito/Kobayashi, admitiendo que además de daños en el fondo plano (posiblemente causado en alguno de los pianos) también se llegó con un agujero en el alerón trasero.
Lo que resta de la historia ya lo sabéis, André Lotterer se mostró, dejó claro que su final de carrera era consistente e incluso más rápido que el de Bernhard, y que, en condiciones normales, hubiese llegado a los últimos cinco minutos de carrera lo suficientemente cerca como para plantear un ataque. No llegó esta opción y Porsche Motorsport priorizó el título Mundial a la emoción de la última cita europea del calendario. La sensación que quedó dentro de Toyota GAZOO Racing, equipo con el que hemos podido vivir todas las carreras que se han disputado en el Viejo Continente este año, es que a pesar de saber que iba a ser un fin de semana difícil se había escapado un resultado mejor. Se soñó incluso con la victoria, pero no pudo ser.
En cuanto al futuro más a corto plazo, se espera que el rendimiento de los kits de alta carga aerodinámica de Porsche y Toyota se acerquen en la segunda mitad de la temporada, siendo prácticamente todos los trazados, salvo en parte Fuji, pistas en las que se necesita mucha carga. Hablando ya de la próxima temporada, los japoneses siguen esperando a la decisión de los de Stuttgart. Un movimiento hacia la puerta de salida de Porsche Motorsport podría producir un efecto dómino que obviamente alteraría los planes del ACO-FIA y del otro equipo oficial de LMP1-H. Durante los próximos días, iremos compartiendo con vosotros unas entrevistas muy especiales con Rob Leupen, Alex Wurz y el ingeniero español Alfonso Calabia.