Junio de 2019. Esa es la fecha elegida para que se produzca el anuncio. Si nada cambia en el sentir general de los fabricantes y responsables del Mundial de Rallyes, la temporada 2022 del WRC se disputará con coches de la categoría reina con tecnología híbrida. Sin embargo, son muchos los temas por resolver antes de que los coches echen andar, siendo la forma en la que se implementa estos sistemas dentro del campeonato.
En un reciente artículo de Motorsport News se apunta a que en los equipos empieza a haber cierta preocupación ante el estrecho margen que tienen las formaciones para afrontar un cambio normativo importante de este tipo, lo que está llevando a mucho a exigir la necesidad de que se publique hacia dónde va el WRC para comenzar a trabajar ya en los nuevos sistemas.
El objetivo es decidir en apenas un mes cuáles serán los reglamentos técnicos. Una cosa es segura: apostaremos por el híbrido, es una opinión común sobre esto. Estamos hablando con los fabricantes ahora para comprender bien sus opiniones sobre el futuro y cuáles podrían ser las herramientas técnicas de marketing en el Campeonato Mundial de Rallyes con el nuevo coche. Normalmente, en junio introduciremos los primeros detalles y, al final del año, la intención es tener un reglamento técnico publicado con todos los principios técnicos. La idea es que los equipos puedan comenzar a trabajar en sus coches a principios del próximo año – Yves Matton
¿Qué tecnología híbrida es la elegida para los WRC?
Aunque la palabra híbrida es la opción adoptada por la FIA, queda claro que todavía quedan muchas decisiones por tomar desde los departamentos técnicos del máximo estamento internacional del automovilismo. Obviamente tenemos el Citroën C4 WRC HyMotion4 de hace una década como referencia, sin embargo, sería un error garrafal el actualizar el reglamento técnico con una tecnología que está lejos de ser puntera.
Desde Autosport se apunta a que la hibridación del WRC se realizaría en dos fases, una primera utilizando elementos comunes para todos los equipos y una segunda en la que se permitirán los desarrollos propios, aunque resta por conocer cómo puede ser esta implementación y los tiempos, si ambas fases serán a partir de 2022 o si la primera podría adelantarse ligeramente, lo que obligaría a un esfuerzo mayor para las estructuras y fabricantes ya que tendrían que conocer y adaptarse a una tecnología no desarrollada por ellos mismos con los numerosos problemas de fiabilidad que esto podría provocar.
La adopción de un sistema similar al de los LMP1-H tampoco tiene cabida, sencillamente porque los World Rally Cars precisan de tracción total permanente y un sistema con motores eléctricos en cada eje supondría demasiada complejidad para una competición tan exigente como los rallyes. Por su parte añadir un sistema estándar eléctrico a los actuales motores 1.6 Turbo no termina de satisfacer las necesidades de los fabricantes de exhibir sus capacidades técnicas y progreso.
Según Motorsport News, se ha hablado de una solución intermedia que implicaría la utilización de un turbo eléctrico, eliminando por tanto la utilización de ALS, un sistema que mantiene girando el motor para que los gases mantengan la turbina del turbocompresor en marcha y así eliminar el posible retardo en la respuesta que se pueda producir. Esta situación obviamente sería un adelanto en materia de consumos (los R5 por ejemplo consumen 0,6 litros de combustible por kilómetro en modo competición) y de emisiones contaminantes. Esta solución, al igual que la desconexión de cílindros no parece satisfacer por completo el deseo de evolución de la FIA y de los fabricantes.