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Un regreso que deja mal sabor de boca. Crónica del GP de Francia 2018

Un fin de semana dominado por Mercedes apuntaba desde el viernes a victoria de Lewis Hamilton, necesaria tras lo ocurrido en Canadá hace dos semanas. Lo que no se podía esperar el británico era el regalo que Sebastian Vettel le iba a hacer en la salida. El alemán tiró por la borda los 15 puntos que le endosó en Montreal con un error de cálculo mayúsculo en la primera curva, dejando vía libre a Hamilton y complicándose él mismo la vida sin necesidad alguna.

Vettel impactó con Bottas, destrozando su alerón y provocando el pinchazo del finlandés de Mercedes. Por suerte para ambos el accidente curvas más tarde de Pierre Gasly y Esteban Ocon provocó la salida del Safety Car y permitió que su carrera empezara casi de cero con el pelotón reagrupado. Los cinco segundos de sanción fueron una anécdota (y no porque estuvieran mal aplicados, recordemos que una sanción no se impone con visos a compensar a la víctima) ante el ritmo del de Ferrari, que se metió en el grupo de cabeza al montar neumáticos blandos y optó por cambiar gomas cuando los tiempos aumentaron de forma drástica.

El quinto puesto final, tras un intratable Lewis Hamilton que jugueteó con Max Verstappen, Kimi Räikkönen y Daniel Ricciardo, suena a mal menor. Por supuesto que la remontada fue brillante y vistosa, hasta parece normal que entretuviera a los aficionados con sus adelantamientos y ello le valiera acabar votado como Piloto del Día. Pero con males menores no se gana hoy por hoy un título mundial a esta Mercedes. El resultado es que el Mundial de Pilotos vuelve a estar como en Mónaco, con Lewis Hamilton 14 puntos por delante de Sebastian Vettel.

De entre los supervivientes en el grupo cabecero hay que destacar la aseada carrera de Max Verstappen, pese a un momento de nerviosismo por una vibración en su segundo juego de neumáticos, mientras que Kimi Räikkönen se marcó una segunda mitad de carrera notable para arrebatar el tercer cajón del podio a Daniel Ricciardo. Más raro resultó no ver a Valtteri Bottas dar caza a este grupo, lo cual probablemente evidencia los daños que arrastraba su Mercedes a causa del pinchazo inicial.

El monumental caos de la salida sonrió a Carlos Sainz Jr., que superó en la primera curva no sólo a los accidentados sino también a Daniel Ricciardo y Kimi Räikkönen para colocarse tercero. Con la resalida fue evidente que el madrileño no tenía un coche como para seguir el ritmo de los tres coches que actualmente dominan la Fórmula 1, pero sí suficiente como para quedarse con el sexto puesto final, en el que rodaba hasta que perdió el MGU-K. Los 160 caballos de pérdida le costaron posición en favor de Kevin Magnussen y Valtteri Bottas, pero al menos del Virtual Safety Car causado por el reventó de Lance Stroll le ayudó a mantener el octavo puesto, por delante de su compañero Nico Hülkenberg y Charles Leclerc.

El monegasco de Sauber estuvo menos estelar que en la jornada del sábado pese a rodar en posiciones cabeceras gracias a la locura de la salida. Pero a medida que se retrasaban las paradas en boxes por miedo a una lluvia que nunca llegó se vieron más las costuras a sus neumáticos, perdiendo comba y finalmente luchando por rascar un único punto en un fin de semana donde mereció mucho más. Su punto además hizo que siguiera la terrible racha de Romain Grosjean, a cero tras ocho carreras. Esta vez el de Haas libró una sanción por atajar en la primera vuelta pero recibió cinco segundos por impactar con Esteban Ocon.

Fuera de los puntos resulta inevitable dedicar tiempo a McLaren. La carrera del equipo británico en general y de Fernando Alonso en particular fue lastimosa. Cierto es que el español fue de los mayores perjudicados en la primera vuelta por accidentes ajenos (tuvo que frenar exageradamente para evitar a Ocon y Gasly mientras cinco o seis monoplazas atajaban alegremente), pero a partir de ahí su tarde fue para olvidar. Con neumáticos blandos perdió el control del MCL33 cuando Sebastian Vettel lo superaba por el exterior, no pudo superar en pista a Marcus Ericsson y ya sin opciones de puntuar arrojó la toalla ante su compañero Stoffel Vandoorne.

El muro le dio un último incentivo al montar ultrablandos, que de poco sirvieron. Buscaban la vuelta rápida y se quedaron sin ella. Habrá quien diga que fue por el accidente de Lance Stroll y las banderas amarillas, pero tampoco se vio parcial morado alguno antes de que tuviera que retirarse por problemas de suspensión trasera. El regreso a la realidad tras las 24 Horas de Le Mans no ha podido ser más duro. Sobre el papel Austria debería ir mejor, pero con las inquietantes declaraciones de Zak Brown este fin de semana, éxitos recientes fuera de la F1 y los cantos de sirena de la IndyCar, la balanza se va decantando lo quiera o no reconocer el entorno del asturiano.

En todo caso ya habrá tiempo para hablar de ello, como del mal sabor de boca que deja este regreso del Gran Premio de Francia en Paul Ricard. A un trazado francamente mejorable, con los propios pilotos pidiendo a gritos que se elimine la chicane y permitan usar la recta de Mistral en todo su esplendor, y las kilométricas escapatorias de asfalto que dificil solución tienen se sumó el caos organizativo, como si nadie supiera que lo peor del trazado de Le Castellet siempre fueron sus accesos. Ahora los promotores tienen la dificil tarea de convencer a los aficionados de que podrán solventar todos estos problemas o si no el Gran Premio de Francia durará poco en el calendario.

Foto | Daimler

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Eloy Entrambasaguas

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