¿Quien no ha oído nunca decir aquello de «qué raros son los japoneses»? Por supuesto, la cultura nipona es muy distinta a la nuestra y en ocasiones tienen actitudes que nos resultan difíciles de comprender. Sin embargo, en la mayoría de casos responden a unas pulsiones y unos intereses que resuenan en cualquier persona —aunque muchas veces no quiera reconocerlo—. En cierta forma, así nació en su día el Circuit Safari, una actividad que los lectores que llevan más tiempo con nosotros ya conocerán de haberla vista referenciada en el Super GT y la Super Fórmula. Esencialmente, se trata de una serie de autocares que salen a pista en una sesión de entrenamientos libres con los coches de carreras rodando. Y este fin de semana, el WEC se ha subido al carro… o al autocar.
Evidentemente no es casualidad que haya sido estos días, cuando finalmente se ha visto el Circuit Safari en un mundial. El hecho de disputarse este fin de semana las 6 horas de Fuji es una gran ayuda para que haya menos problemas puesto que ya hay unos protocolos de seguridad asentados que aseguran que las cosas salen bien. Entre otras cosas, los pilotos reciben instrucciones sobre cómo hay que pilotar —las sanciones en caso de trompo o salida de pista son tremendas— y los autocares se mantienen siempre en una zona concreta de la pista. De esta forma, los pilotos saben siempre dónde se van a encontrar estos mastodontes incluso en una curva ciega. El resultado es extremadamente plástico aunque también muy desconcertante.
Los autocares parecen estar fuera de lugar y se ven más grandes incluso de lo que son. El caso de este fin de semana quizás ha sido algo más cuestionable, puesto que a pesar de la lluvia, el Circuit Safari ha procedido con normalidad. El resultado final no trae ningún problema aunque quizás cabría plantearse si en condiciones que hasta cierto punto escapan al control total y absoluto de los pilotos, tenía sentido poner a los autocares en pista y dejar que los prototipos y los GT’s rodaran a velocidad real. Lo que está claro es que las imágenes son espectaculares, con coches de carreras de talla mundial acercándose a este ‘palco’ de lujo a velocidades de vértigo. ¿Os subiríais?