Yo me lo he pasado muy bien viendo esta mañana el Gran Premio de China. No sé si fue por mis escasas expectativas, pero no pido mucho más de una carrera de Fórmula 1 que lo que vimos en el circuito de Shanghái. Eso sí, a medida que pasan las horas no puedo evitar pensar que no hemos asistido más que a una carrera relativamente similar a las de los últimos tres años: Lewis Hamilton hizo la pole y sin problemas mecánicos nadie fue capaz de toserle.
No seré yo quien niegue que Ferrari se encuentra en la mejor situación del último lustro a nivel de rendimiento relativo a sus rivales. Han hecho un trabajo encomiable este invierno y la victoria de Australia ahí está. Pero China, con todos los peros que le queramos poner dadas las bajas temperaturas y el chaparrón del domingo por la mañana, obliga a relativizar: un estorbo en carrera le sigue haciendo mayor daño a la Scuderia que a Mercedes. Y por estorbo podemos hablar tanto de una estrategia mejorable debido a la lotería de los Safety Cars como al hecho de encontrarse por delante a los Red Bull.
Cierto es que el piso mojado inicial permitió que el equipo de las bebidas energéticas ofreciera lo que todos esperamos de él. Max Verstappen estuvo espectacular en ese inicio de prueba y Daniel Ricciardo lo pasó peor pero le amargó la tarde a Kimi Räikkönen y obligó a Sebastian Vettel a mostrar lo mejor de sí mismo. Con el paso de las vueltas y la mayor degradación de los superblandos, los RB13 dieron menos de qué hablar, pero aún así aportaron gran parte de la salsa de esta carrera. Y aunque el error de Verstappen presionado por Vettel sea lo último reseñable de la tarde del neerlandés, no podemos olvidar su enorme remontada ya en la primera vuelta, donde se colocó noveno.
Hablemos además de adelantamientos. No creo que nadie pueda tener queja en esta ocasión. Había dos largas zonas de DRS, pero sirvieron más para acercar coches y reducir la influencia del aire sucio que para regalar maniobras de adelantamiento. Y ahí están de ejemplo los movimientos de entre otros Sebastian Vettel y Max Verstappen. Es obvio que cuando hay ventaja de motor y una larga recta, la sensación seguirá siendo la de que se quitan las pegatinas al adelantado (ejemplo, el adelantamiento de Bottas a Alonso), pero el sabor en boca es claramente mejor que en Albert Park e incluso buena parte del año pasado. ¿Y si no nos equivocamos en nuestra previa y el hábitat natural de estos F1 son los tilkódromos?
Ya que mencionamos a Valtteri Bottas, no podemos dejar de hablar de su enorme error bajo Safety Car, obsesionado por aumentar la temperatura de sus neumáticos. Ello le costó la carrera y hace que siga perdiendo comba con respecto a su compañero de box. Por otra parte si queremos hablar de errores monumentales, yo destacaría sobre todo el de Jolyon Palmer con slicks bajo Virtual Safety Car cuando se jugaba meterse de lleno en la lucha por los puntos tras cambiar de gomas antes de la salida. Al menos Carlos Sainz tiene la excusa de haber tomado la salida con slicks y tener que arriesgar para no descolgarse y Antonio Giovinazzi la de su falta de experiencia y gomas frías. Pero Palmer demostró con su error una vez más estar a un nivel indigno de un equipo de fábrica.
Y hablemos de los españoles, que esta vez se lo han ganado. Es muy fácil quitarle mérito a la carrera de Carlos Sainz por el doble error en la primera vuelta y argumentar que ello le costó quien sabe si incluso la posibilidad de haber liderado esta carrera. Pero el ritmo del Toro Rosso es el que es y finalmente le hubiéramos visto en exactamente el mismo puesto en el que acabó: séptimo, tras los seis coches punteros. No se le puede pedir más y aún así apretó de lo lindo tras la salida del Safety Car para intentar dar caza al grupo que taponaba Daniel Ricciardo. Una actuación con la que llamar la atención de cara a 2018, pues todos sabemos que en Toro Rosso no conviene pasar demasiado tiempo.
En el caso de Fernando Alonso, simplemente nos brindó aquello a lo que estamos acostumbrados. Una salida 10 y unas defensas inexplicables, como cuando evitó no se sabe muy bien cómo que Sergio Pérez le pudiera adelantar en pista, decidiendo Force India mandar al mexicano a boxes. La fiabilidad de McLaren-Honda sigue siendo inexistente y aunque esta vez no falló el motor el asturiano no dudó en seguir señalando a los japoneses, recordando que quizá, con una mayor fiabilidad del propulsor en pretemporada hubieran encontrado otros defectos… La pena es que al final nos quedemos más con lo que se dice ante los micros que con lo que ocurre tras la bandera a cuadros porque para entonces los de Woking ya están empaquetando.
Estoy deseando que llegue Bahréin para ver qué ocurre en un tilkódromo totalmente seco y con altas temperaturas. Ahí sí que podremos tener una medida clara de lo que nos aguarda este año.
Foto | Daimler