A pesar de que muchos no han conocido otro tipo de coches, los World Rally Cars cumplen en este Rallye de Monte-Carlo 2017 veinte años de vida. Surgieron como sustitutos de los Grupo A, precisamente una década después de que estos hicieran lo propio con los añorados Gr. B, y lo hicieron como medida de la FIA para atraer a nuevos fabricantes, ayudados por una reglamentación que permitía la homologación de nuevos modelos sin la necesidad de tener prácticamente una versión homologa en los concesionarios.
En aquella edición del Monte-Carlo hace 20 años nos encontrábamos a viejos conocidos que actualmente cumplen con otras funciones: Sven Smeets, a la derecha de Loix es ahora el mandamás de Volkswagen Motorsport, Tommi Mäkinen y su Mitsubishi Lancer Gr.A al frente en la actualidad de Toyota o Carlos Sainz, con el Ford Escort WRC de M-Sport, equipo que ahora cuenta con Sébastien Ogier para romper el mal fario. El francés está llamado a ser el primer piloto del equipo británico que logre un título de pilotos.
Mucho han cambiado los World Rally Cars desde aquella primera generación de 2.0 turbo. Dos décadas después, los coches vuelven a ser totalmente reconocibles y diferenciables si los pintamos de blanco, algo que perseguía la FIA, aunque el diseño y la filosofía ha cambiado mucho. Ni splitters, ni difusores, ni pasos de rueda agigantados, ni coches basados en modelos del segmento B, ni grandes alerones. ¡Cómo hemos cambiado!