Tras la primera parte de nuestro repaso de la historia de Sauber con los doce primeros momentos, hoy vamos con la conclusión en la que recordamos el fin del romance con BMW y los difíciles pero sorprendentemente exitosos años que vinieron a continuación. Todo esto, antes de acabar en el difícil momento que se encuentra el equipo dirigido hoy en día por Monisha Kaltenborn, que a pesar de todo sigue luchando por mantenerse a flote con todo lo que tiene. Tal y como lo ha hecho siempre, exhibiendo un espíritu de lucha digno sólo de los mejores y más importantes competidores.
Un accidente salvaje y un milagro
Que Robert Kubica fuera víctima de un accidente de las características del visto en el Gran Premio de Canadá de 2007 y saliera del coche por su propio pie y esencialmente sin lesiones -el hecho de perderse la siguiente carrera respondió casi más a un protocolo de prevención norteamericano que otra cosa- es prácticamente un milagro. Pero eso es más o menos lo que ocurrió con el piloto polaco, que sufrió en el Circuit Gilles Villeneuve un accidente tremendo. Afortunadamente y a pesar de los daños en el frontal del monoplaza, Kubica no se llevó de recuerdo ninguna lesión. Lo que sí se llevó fue la determinación de recuperarse en el menor tiempo posible y volver con más ganas que nunca.
Un nuevo campeón
El resultado más inmediato del accidente de Kubica fue que no se le permitió tomar la salida del Gran Premio de Estados Unidos de 2007, la siguiente carrera en el calendario. De esta forma, BMW Sauber tuvo que recurrir a su prometedor y joven tercer piloto, que tuvo un rendimiento fantástico y terminó en octava posición en el que fue su debut en la Fórmula 1. Kubica recuperó su volante en la siguiente carrera, mientras que Sebastian Vettel jamás volvió a competir con un BMW Sauber. Pero tres carreras tras el evento único, el alemán estaba ya subido en un Toro Rosso. Lo demás, como suele decirse, es historia.
Por fín la victoria en un día perfecto
El momento cumbre de la historia de relación entre Sauber y BMW se produjo en el Gran Premio de Canadá de 2008. Un año después del fortísimo accidente de Robert Kubica, el piloto polaco cruzó la línea de meta en primera posición para firmar la primera victoria de BMW en la Fórmula 1 así como del equipo Sauber en general. La celebración estuvo a la altura del hito, que había sido posible en parte gracias a los problemas de los Ferrari y McLaren. Aún así, el hecho de tener a Nick Heidfeld en segunda posición completando un doblete espectacular fue más que celebrado. Kubica llegó a luchar por el título en materia de puntos -estaba claro que en maquinaria nunca iba a tener opciones reales- pero en BMW consideraron que el objetivo de 2008 estaba cumplido y olvidaron la temporada.
Salvados in extremis
Lamentablemente, la decisión por parte de BMW de centrarse en el coche de 2009 y el nuevo sistema KERS resultó ser un grave error. El coche no fue nada competitivo y ello llevó a que la marca anunciara su retirada de la Fórmula 1 a mediados de temporada. Aún hubo que dar las gracias por seguir viendo mejoras en el coche hasta finales de año a pesar de la retirada de la firma alemana. Sauber se quedaba sin espacio en la categoría reina pero la confirmación de la marcha de Toyota abrió de nuevo la puerta a otro equipo. Peter Sauber lanzó un plan de rescate de su equipo que al final acabó funcionando a pesar de varios problemas y en el Gran Premio de Bahréin de 2010, Pedro de la Rosa y Kamui Kobayashi estaban en parrilla con un coche razonablemente competitivo pero sin patrocinadores. La anécdota es que por contratos, el coche acabó siendo conocido como BMW Sauber-Ferrari.
Sepang y la victoria que no llegó
Lo que nadie esperaba -tampoco los propios integrantes del equipo- era que consiguiera entrarse en una tendencia ascendente a lo largo de 2011 y hasta 2012, con un monoplaza que sin ser un coche de cabeza sí tenía el suficiente nivel como para dar alguna sorpresa. La primera llegó en el Gran Premio de Malasia de 2012, cuando un Sergio Pérez desatado llegó a pelear brevemente por la victoria con Fernando Alonso. Un mensaje por radio tan inoportuno como sospechoso acabó con la concentración del mexicano y sus opciones de ganar en Sepang pero el segundo puesto del Sauber fue un resultado muy popular. Fue el primero de los cuatro podios del año.
Batiendo a Ferrari a domicilio
El tercer y último podio de la temporada 2012 para Pérez llegó en el Gran Premio de Italia celebrado en el circuito de Monza, donde Sergio Pérez finalizó la carrera en segunda posición siendo batido solamente por Lewis Hamilton y su McLaren. La victoria no llegó a ser una posibilidad real con el británico estando demasiado lejos como para que Pérez pudiera soñar con batirle. A quien si ganó el Sauber-Ferrari fue al coche de Maranello, con un Sergio Pérez que en cierta forma pudo vengarse de lo ocurrido en Malasia adelantando a Fernando Alonso en pista y relegándole al tercer puesto. Fueron unos puntos que el asturiano acabaría echando de menos al terminar la temporada…
El sol salió desde el Este
Sergio Pérez fue el gran héroe de la temporada 2012 para Sauber pero en el otro coche se encontraba un piloto especialmente popular que no tuvo la suerte que merecía a lo largo del año. Kamui Kobayashi destacó siempre por su agresividad y a lo largo de los tres años que sirvió a la causa de Sauber tuvo actuaciones y adelantamientos memorables. Pudo haber obtenido un podio en el Gran Premio de Bélgica de esa misma temporada pero el incidente en la salida le dejó fuera de carrera a pesar de salir desde la primera fila. Finalmente el primer y único podio de Kobayashi llegó en el lugar idóneo, en el Gran Premio de casa en Japón. Suzuka se portó bien con el nipón, que celebró el resultado con el equipo a lo grande.
El Increible Hulk
A pesar de todo Sauber prescindió de los servicios de Kobayashi para 2013 alegando que necesitaban a alguien con más dinero para cubrir la baja de Sergio Pérez y sus patrocinadores mexicanos, sobre todo teniendo en cuenta que ya había un contrato con Nico Hülkenberg. De esta forma, Kobayashi no pudo competir contra los pesos de Esteban Gutiérrez. Por lo menos y a pesar de contar con un coche no tan competitivo como el del año anterior, Sauber sí pudo disfrutar de las buenas actuaciones de un Hülkenberg que en ocasiones llegó a estar a la altura de campeones del mundo con un coche muy inferior. Su mejor actuación llegó en el Gran Premio de Italia, donde clasificó tercero en parrilla batiendo a los Ferrari antes de finalizar la carrera quinto.
El mayor desastre jamás vivido
Pero Sauber había entrado ya en caída libre y en 2014 tocó fondo. Con un coche poco competitivo y unos pilotos que nunca acabaron de acertar, la estructura de Hinwil finalizó la temporada sin puntos, algo que nunca les había pasado anteriormente. Por primera vez en más de veinte años en la Fórmula 1, Sauber cerraba una campaña con el marcador de puntos a cero y en su peor posición en la clasificación de constructores: décima. Sin innovación, sin dinero y sin pilotos competitivos, era difícil imaginar cómo podía salir el equipo del profundo problema en el que se encontraba. El C33 es recordado como el peor Sauber de todos los tiempos, batido incluso por Marussia al obtener estos últimos un sorprendente noveno puesto en el Gran Premio de Mónaco.
Jules Bianchi
Pero más allá de lo deportivo, la temporada 2014 estuvo marcada por el terrible accidente de Jules Bianchi en el Gran Premio de Japón que desgraciadamente acabó con su fallecimiento en verano de 2015. Para Sauber el golpe fue doblemente duro puesto que Bianchi había firmado la mañana de su accidente un contrato con el equipo para pilotar con ellos en 2015 y además fue el accidente de Adrian Sutil, el que causó la salida de la fatídica grúa con la que acabó impactando el coche del francés. La imagen de Sutil al lado de la pista sin poder hacer nada a pesar de ver todo lo que estaba ocurriendo en primera fila es algo que rompe el corazón.
Recuperando la senda de la supervivencia
Pero la vida sigue y en Sauber tocó reinventarse de cara a 2015 con los fichajes de Felipe Nasr y Marcus Ericsson, dos pilotos de perfil muy distinto pero que trajeron el dinero necesario para mantener a flote el equipo y la velocidad suficiente como para sumar puntos que ayudaron al equipo a subir varias posiciones en la general. En particular la primera carrera de 2015 en Australia fue algo espectacular con un Nasr y Ericsson que llegaron en quinta y octava posición respectivamente. Al final fue el mejor resultado tanto individual como combinado del año pero si había una forma adecuada de iniciar la recuperación, esa era la correcta.
Los dos puntos de la vida y la muerte
Pero la vida es caprichosa y tras un 2015 ascendente, en 2016 tocó de nuevo darse de bruces con la realidad. Sin dinero para evolucionar el coche, Sauber fue cayendo poco a poco y al igual que en 2014 se encontró sin puntos y superada por lo que había sido Marussia -ahora Manor- gracias a un resultado obtenido en parte por mérito del piloto y en parte por suerte. En Brasil la lluvia ayudó a Felipe Nasr a sacarse de la chistera un excelente noveno puesto que ayudó a que Sauber evitara la humillación de terminar la temporada en última posición de la general de nuevo sin puntos. El noveno puesto de Nasr le dio al equipo dos puntos que a Sauber no le salvaban la vida pero que a Manor sí que se la quitaron. ¡Nunca antes dos puntos habían tenido una importancia tan crucial!
Veinticinco
Con más de 400 Grandes Premios disputados -si nos acordamos de la época de BMW- y 25 años en la Fórmula 1, el equipo Sauber es el sexto -séptimo sin BMW- de la historia en cantidad de carreras, sólo por detrás de Ferrari, McLaren, Williams, Lotus y Tyrrell, a quienes superarán este año antes de llegar al ecuador del certamen. Sauber llega al cuarto de siglo de historia en la categoría reina y lo hace habiendo sobrevivido contra pronóstico, lo cual dice mucho de un equipo que a veces ha conseguido arreglárselas con poco más que una caja de cerillas. Para Sauber, 2017 es una oportunidad clave para destacar en un momento de cambio de normativas pero sin Manor para terminar por detrás, tendrán una vida difícil. ¡Esperemos que su fortuna cambie!