Los tiempos iban a ser ajustados y sin duda la cancelación de los test que estaban previstos en el Col Saint Pierre para tener tiempo de volver a Hannover y revisar todos los puntos y problemas que habían surgido durante las dos semanas de test en el Circuito Pôle Mécanique Alès Cévennes. Apenas sólo unos días después, el prototipo eléctrico de la firma germana debía estar volando hacia el otro lado del charco, más concretamente a una de las montañas más famosas de Colorado y cuya altitud muchos recordamos mejor que nuestro propio nombre, Pikes Peak.
Allí, a 4.302 metros estará esperando dentro de poco más de tres semanas el comisario con la doble bandera ajedrezada. Él será el encargado de anunciarle a Romain Dumas que ha llegado a lo más alto de la Carrera hacia las nubes con el nuevo Volkswagen I.D. R Pikes Peak, después será el cronómetro el que decidirá hasta dónde es capaz de llegar. El equipo ya está sobre el terreno y el piloto francés, tres veces ganador de la Subida, ya tiene las primeras sensaciones de lo que es pilotar el prototipo de Volkswagen Motorsport sobre el asfalto estadounidense.
Serán semanas de intenso trabajo, de soluciones prácticamente improvisadas, noches sin dormir y días de ingenio y sudor para tener todo a listo de cara al próximo 24 de junio. De momento ya podemos apreciar algunas novedades en el coche respecto al que pudimos ver durante la presentación internacional hace poco más de un mes. Las ruedas lenticulares en el eje trasero, los pasos de rueda abiertos en el delantero y un segundo aletín en los flancos laterales del alerón trasero.
En cuanto a las imágenes OnBoard, parece que aunque no es la posición más cómoda para encarar las horquillas y las curvas cerradas, Volkswagen ha encontrado solución a los posibles problemas de visibilidad que podían tener, tanto por ir sentado tan bajo, como por la particularidad de estar hablando de un coche cerrado con grandes pasos de rueda en el eje delantero. La inconfundible piedra y arena rojiza dan de nuevo la bienvenida a los alemanes, ahora falta por ver quién gana entre el hombre y la tecnología frente a la naturaleza.
