Tras su salida del Supercars australiano, Volvo desembarcó en el Campeonato Mundial de Turismos con un plan de acción trazado para cinco años. Pero la degradación del torneo, más las nuevas reglas a implementarse el año que viene, obligan al fabricante sueco a indagar en otras alternativas si desea mantener activo a Polestar. Por otra parte, el DTM adolece de otro fabricante ya que Mercedes participará hasta 2018, y ni Ford ni Opel tienen intenciones de ingresar. En tal sentido, según la prensa alemana, las conversaciones entre Volvo y el DTM ya iniciaron.
La salida de Volvo del WTCC no sorprende ya que a pesar de alcanzar el cetro con Thed Björk todo indicaba que no se podían quedar al carecer de un coche con especificaciones TCR, obligatorio para correr la próxima temporada. El contrato vigente entre Polestar y Cyan Racing es lo que podría originar un retorno al DTM, con las dudas puestas sobre el futuro inmediato ya que desde Volvo han anunciado conceder prioridad a lo eléctrico. Pero bien que sería interesante un retorno de los suecos al DTM, tomando en cuenta su pasado en predios teutones.
En 1985, el piloto sueco Per Stureson alcanzó el título del torneo alemán con un Volvo 240 Turbo, conocido popularmente como el Ladrillo Volador. Ese mismo año, otro 240 Turbo, pero del equipo Eggenberger Motorsport, conquistó el Campeonato Europeo de Turismos junto a los pilotos Gianfranco Brancatelli y Thomas Lindström. Aunque ni la época ni las condiciones sean similares, Volvo ahora posee una estructura de competición capaz de enfocarse en el DTM y eso lo comprende Alexander Murdzevski Schedvin, director de Polestar.
Ya hemos ganado antes el DTM, por lo que afrontar de nuevo tal desafío podría estar bien. No debemos olvidar que Polestar acaba de competir y ganar una Copa del Mundo, así que el personal entenderá de inmediato lo que se debe hacer para ser exitosos.
Vía | Speedweek
