Walter Röhrl y Porsche, desde luego no haría falta sumar muchas palabras más para que corrierais a ver el vídeo que hoy os traemos. ¿Necesitas más? Pues bien, sumémosle otras tres como: lluvia, Nordschleife y 911S. Si a estas alturas no te has saltado ya estos párrafos y has corrido a reproducir el vídeo es que la cuarentena finalmente te ha vuelto insensible ante esos placeres de la vida… nada que un gigante germano con manos de seda rodando en el Infierno Verde con el nueve-once no sea capaz de solucionar.
Sin guantes, con un mono ignifugo que parece recién sacado de los ochenta que inevitablemente no saca una sonrisa cuando vemos asomar esos calcetines largos y blancos por la parte inferior, justo encima de esos botines de corte clásicos que parecen más unos mocasines saltarines que las modernas soluciones que utilizan los pilotos profesionales.
Es hipnótico verle trabajar con las manos y los pies, observar cómo ajusta ciertos elementos (incluso se ajusta el cronometro de su reloj para comprobar el ritmo que llevan) mientras no deja de exprimir el motor de esta bestia de antaño, mientras que las nubes, que amenazaban tormenta, dejan poco a poco caer sus gotas casi como si de un placer infinito se tratara, ese mismo en el que hace imposible que la saliva brote de la boca entreabierta de ese dios del automovilismo que observa desde arriba cómo los viejos rockeros siguen dando lecciones a los nuevos músicos.
