Desde el Gran Premio de Detroit de 2022 Will Power no subía a lo más alto del podio en la IndyCar, hasta que una impecable estrategia de su equipo le permitió encabezar la barrida de Team Penske en Road América, séptima fecha de la temporada IndyCar. El australiano, dos veces campeón de la categoría, se mantuvo siempre entre los líderes y aprovechó la última ronda de paradas en pits para salir a pista por delante de Josef Newgarden y Scott McLaughlin. El triunfo también impulsó a Power hasta la cima del campeonato, relegando a Álex Palou y a Scott Dixon al segundo y tercer lugar en la tabla, a 5 y 11 puntos respectivamente.
En una carrera que inició de forma aparatosa, con Marcus Armstrong arrollando a Linus Lundqvist, ambos pilotos de Ganassi, lo que propició una reacción en cadena donde también Josef Newgarden se llevó por delante a Colton Herta. Al ser considerado culpable del incidente, Armstrong recibió un castigo. Solamente Newgarden pudo continuar sin comprometer su carrera, en tanto el resto de los involucrados perdieron opciones de ganar. Tras ese primer percance, Kyle Kirkwood y Scott McLaughlin asumieron el protagonismo en lo que respecta a liderar la prueba de forma parcial. Mientras tanto, en Ganassi no podían creer la cantidad de tropiezos que estaban sufriendo.
Salvo Álex Palou, el resto de pilotos de Ganassi sucumbió ante la adversidad. Tras lo sucedido en la largada entre Armstrong y Lundqvist, el novato Kyffin Simpson se estrelló contra la barrera de la curva 14 y quedó fuera, mientras Scott Dixon experimentó problemas con sus neumáticos alternativos que le hicieron retroceder hasta finalizar en la posición 21, cediendo así un terreno considerable en su lucha por el título. Por su parte, Palou pudo culminar en un meritorio cuarto lugar, considerando lo mostrado por Team Penske en esta ocasión.
Otro equipo que en la jornada de hoy no estuvo a la altura de las expectativas fue Arrow McLaren, inclusive sus tres pilotos finalizaron por detrás de Romain Grosjean, el piloto francés de Juncos Hollinger Racing culminó séptimo, lo que en cierto forma representó un triunfo moral en medio de una controversia que todavía no se ha esclarecido totalmente. Patricio O’Ward finalizó en el puesto ocho, Théo Pourchaire en el once y Alexander Rossi en el dieciocho. Por su parte el veterano Hélio Castroneves terminó la suplencia con el monoplaza de Tom Blomqvist en el puesto 19.
McLaughlin, Newgarden y Power eran los tres pilotos que se veían con posibilidades ganadoras alrededor de la vuelta 31, siendo las estrategias el punto crítico debido a la diferencia de rendimiento entre los dos tipos de neumáticos Firestone que estaban disponibles. Newgarden y McLaughlin permanecieron luchando la delantera hasta la vuelta 43 cuando el piloto neozelandés entró a boxes en la vuelta 43 en tanto Newgarden, tras su ingreso y salida de boxes, no pudo deshacerse con rapidez de Nolan Siegel, punto culminante de la carrera porque Will Power se quedó en pista y por lo tanto asumió el liderato con ventaja determinante ya que al realizar su detención en la vuelta 45 salió a pista por delante de sus compañeros, para entonces el líder era Colton Herta, quien utilizó una estrategia distinta, quedando sin rendimiento sus neumáticos a diez vueltas para el final, de allí que tras su entrada a boxes en la vuelta 48 descendiera hasta el sexto puesto. En esas últimas vueltas, Power logró dosificar su ventaja sobre Newgarden hasta cruzar la meta con tres segundos sobre su escolta y ocho sobre McLaughlin.