Control Stop. El día en que Sébastien Ogier decidió que había ganado suficiente
Punto y final. El Rallye de Monza iba a ser esa guinda del pastel, ese último baile de despedida para la generación de los World Rally Cars más emocionante no sólo de las últimas dos décadas, sino también la reglamentación que se ganó un hueco en el corazón de los aficionados a base de dejarnos imágenes y duelos espectaculares. Seguro que hubiera sido mucho más emotivo verlos despedirse en el RAC, en Finlandia o en una edición especi