El precio de los combustibles está muy lejos de ser un simple reflejo de su coste de producción. Aunque el coste de extracción y refinamiento es una parte importante del coste del litro, casi un 50% del importe que pagamos en el surtidor corresponde a su carga impositiva. Por no hablar del margen de beneficio de la petrolera, que suele cubrir el coste de distribución del combustible. En este artículo te contamos a donde van los euros que pagas en la gasolinera, y cómo afectan al precio final del combustible distorsiones como un recorte de producción de la OPEP, el crecimiento de economías emergentes o un posible conflicto armado en una zona estratégica.
Precio base: extracción, refinamiento, distribución, y margen de beneficio
El precio base de un litro de combustible depende de muchos factores. El principal es la cotización del petróleo como materia prima en los mercados internacionales. El precio de referencia en Europa es el barril Brent, expresado en dólares. Este precio no solo depende del coste de extracción, si no de la compleja dinámica global de oferta y demanda del petróleo, la commodity más importante en existencia. A este precio también le afectan las reservas existentes, los aumentos o contracciones de la producción – dictados por la OPEP, la organización de países productores de petróleo – y la propia geopolítica, como el ataque a unas instalaciones productivas o amenazas de conflictos internacionales.
El crudo es refinado en España por la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), que opera en régimen de monopolio y posee enormes refinerías, previo transporte a la península en grandes barcos petroleros. Las mayoristas de distribución – petroleras como Repsol o Cepsa, para que nos entendamos – compran la gasolina y el gasóleo a CLH, que luego distribuyen en su red de gasolineras. Estas mayoristas también venden el combustible a estaciones de servicio independientes o minoristas, parte muy importante del sector de la distribución de combustibles en España.
Por supuesto, todas las empresas implicadas en que llegue el combustible al depósito de tu coche tienen grandes gastos, una gran estructura y muchos empleados, además de buscar un beneficio en sus operaciones. El margen de beneficio de las grandes petroleras no es tan grande como se piensa, y lo mismo ocurre con los minoristas. El auge de las gasolineras low-cost ha erosionado aún más el margen de beneficio de la distribución, con combustiblesm menos aditivados (o sin aditivar) o gasolineras sin personal o servicios, con el objetivo de ofrecer al cliente final un precio lo más contenido posible.
Impuesto Especial sobre Hidrocarburos
El Impuesto Especial de Hidrocarburos es donde se concentra la gran mayoría de la carga impositiva de los combustibles. Este impuesto tiene un tramo estatal, medido en euros por cada 1.000 litros (medidos a 15 grados de temperatura), y un tramo autonómico. El tramo estatal puede variar de acuerdo a los Presupuestos Generales del Estado, pero lleva años sin variaciones, pese a continuas amenazas de subidas en el tramo impositivo del gasóleo. En estos momentos es de 431,92 euros/1.000 litros para la gasolina de 98 octanos, 400,69 euros/1.000 litros para la gasolina de 95 octanos, y de 307 euros/1.000 litros para el gasoil. Desde el 1 de enero de 2019 el tramo autonómico se ha fijado en 48 euros/1.000 litros en todas las Comunidades Autónomas de España.
Anteriormente, variaba de forma sustancial entre regiones, motivando que en largos viajes se planificase el repostaje para ahorrar unos euros – algunas CC.AA. ni siquiera lo cobraban. España es uno de los países europeos más dependientes del transporte rodado, con alternativas mediocres por ferrocarril o mar. Esta diferencia en la carga impositiva del tramo estatal del Impuesto Especial sobre Hidrocarburos hace que el litro de gasóleo sea entre un 10% y un 15% más barato que el litro de gasolina, en promedio. No obstante, sigue estando en los planes del Gobierno la equiparación de la carga impositiva entre combustibles.
En resumen, en concepto de Impuesto Especial sobre Hidrocarburos, por cada litro de gasolina de 98 octanos pagas 0,48 euros, por cada litro de gasolina de 95 octanos pagas 0,45 euros y por cada litro de gasóleo pagas 0,36 euros.
Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA)
Al igual que ocurre con muchos otros bienes de consumo, el combustible está gravado por el Impuesto sobre el Valor Añadido, el IVA. Es el impuesto indirecto de mayor recaudación en nuestro país, y su tipo es el 21%. No se aplica el tipo reducido que se aplica a otros bienes, pero los profesionales y transportistas que justifiquen el uso de un vehículo con fines laborales, podrán desgravarse el total o parte del IVA del combustible. Curiosamente, el IVA se calcula tomando el precio de base más el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos. Sí, es un supuesto de doble gravamen del que no podemos huir.